2023
EL SUFRIMIENTO DE LOS HIJOS
La guerra que ocasiona más víctimas es la del padre contra la madre y viceversa. Y esto porque una porción enorme del sufrimiento de los hijos en las familias viene de la relación hiriente, irrespetuosa y violenta que experimentan, o incluso exhiben, los padres entre sí. Ante esto, el hijo está inevitablemente condenado, sufriente y perdido.
Introyectará la atmósfera belicosa e infeliz de lo que ve, y hará malabares interiores para seguir queriendo a ambos padres de alguna manera.
La relación de pareja debería desarrollar también la dimensión fraterna y amigable del amor, de manera que pudiera expresarse en la fórmula de "estamos juntos, estamos en nuestro lugar de padres, manejamos nuestros asuntos a nuestra manera, y cultivamos la paz y el amor entre nosotros, como amigos entrañables, incluso a la hora de los desacuerdos o de la separación".
Desde luego, el paraíso afectivo es un ideal en las familias, fácil de soñar, pero muy difícil de lograr. Es obvio que estamos enfermos de desamor y que la plaga emocional se reproduce generación tras generación. De ahí que nunca es demasiado el trabajo del hijo con los padres para lograr la paz de su corazón, y muy especialmente el trabajo del hijo referido a la relación de los padres entre sí. Una porción increíble del sufrimiento de los hijos y de los hermanos es directamente proporcional a la lucha de sus padres.
Joan Garriga.
"LA BUENA MADRE ES AQUELLA QUE SE VA VOLVIENDO INNECESARIA..."
La buena Madre es aquella que se va volviendo innecesaria con el paso del tiempo.
Ha llegado la hora de reprimir el impulso natural materno de querer colocar el pichón debajo del ala, protegido de todos los errores, tristezas y peligros.
Es una ardua batalla, lo confieso.
Cuando empiezo a debilitarme en la lucha para controlar la supermadre que todas tenemos dentro, me acuerdo de la frase del título.
"LA BUENA MADRE ES AQUELLA QUE SE VA VOLVIENDO INNECESARIA..."
Si realicé mi labor de madre correctamente, tengo que volverme innecesaria.
Y antes que alguna madre me acuse de desamor, explico qué es lo que significa eso.
Ser "innecesaria" es no dejar que el amor incondicional de madre, que siempre existirá, provoque vicio y dependencia en los hijos, como si fuera una droga, a tal punto, de que ellos no sean capaces de poder ser autónomos, confiantes e independientes.
Deben estar prontos para trazar su rumbo, hacer sus elecciones, superar sus frustraciones y cometer sus propios errores también.
Con cada fase de la vida, una nueva pérdida es un nuevo logro; para las dos partes: madre e hijo.
El amor es un proceso de liberación permanente, y ese vínculo no deja de transformarse a lo largo de la vida.
Hasta el día en que los hijos se vuelven adultos, constituyen su propia familia y recomienzan el ciclo.
Lo que ellos necesitan es tener la seguridad de que estaremos con ellos, firmes, en el acuerdo o en la divergencia, en el triunfo o en el fracaso, prontas para el mimo, el abrazo apretado, y el consuelo en los momentos difíciles.
Los padres y las madres, solidariamente, crían a sus hijos para que sean libres y no esclavos de nuestros propios miedos.
Es ese el mayor desafío y la principal misión.
Cuando aprendemos a ser "innecesarios", nos transformamos en un puerto seguro donde ellos puedan atracar.
"A quien ames. dale:
- Alas para volar.
- Raíces para volver.
- Motivos para quedarse.
Hagamos hijos independientes y seguros de sí mismos para que vivan una vida plena y honrada.
“CUANDO UNA MADRE AMA DE VERDAD EDUCA A SUS HIJOS PARA APRENDER A VOLAR”.
Andrea Giorgi
RESILENCIA Las dificultades y el dolor van a aparecer en algún momento, es algo inevitable, y la principal herramienta que tenemos las personas para vivirlas es nuestra capacidad de sostener las dificultades (y el dolor que viene con ellas) sin irnos a pique. Se llama Resiliencia, término extrapolado de la física que refiere la capacidad de los materiales para regresar a su forma original después de haber sido deformados, y que Boris Cyrulnik, psiquiatra francés de origen judío, lanzó a su exitosa circulación dentro de los territorios de la psicología profesional y popular. Todos padecemos dolor cuando hay pérdidas, traumas o contratiempos graves. Podemos hacer el tránsito del dolor, con todo el proceso emocional y espiritual que comporta, y seguir adelante, o encerrarnos en nuestras diatribas y defensas internas y perpetuarlas. Es cierto que el dolor tiene mala prensa, que desagrada, pero es un gran recurso sumergirse en él: tiene la potencialidad de llevarnos de la orilla de la devastación a la de la transformación, donde, con suerte, llegaremos un poco más sabios. JOAN GARRIGA
MIEDO AL ABANDONO Debemos reconocer que el abandono como hecho y como sentimiento se trata siempre de un asunto infantil. Los niños quedan desprotegidos y su vida queda amenazada si son abandonados, pero esto no es así entre adultos. Entre adultos las personas se van o nos dejan, no nos abandonan, y puede resultar muy duro y doloroso, pero si ante ello desarrollamos un intenso y perdurable sentimiento de abandono es casi seguro que dentro de nosotros sigue existiendo un niño que reactualiza antiguas emociones de sentirse abandonado por sus padres o figuras importantes de apego. La mayoría de nosotros vivimos en relación con otros. Casi todos tenemos vínculos con otros y nos sentimos atados con los demás y buscamos dar y recibir calor y amparo. En nuestra infancia aprendemos gran parte de lo que somos y sabemos. En todas las situaciones en las que en nuestro sistema familiar se ha roto un vínculo importante de forma traumática se puede desembocar en que la persona y sus descendientes tengan sentimientos y sensaciones en el cuerpo acerca de que las relaciones no son seguras y que se puede perder en cualquier momento. Lo cual, por otra parte es cierto, pero en general la mayoría de las personas lo encaran como algo que lograrán superar e integrar, si llega el momento. En las familias donde hubo pérdidas o abandonos graves se tiende a desconfiar un tanto en la vida, a no esperar que las relaciones perduren y a tratar de controlar a las personas en exceso o generar apegos desproporcionados con la intención de evitar nuevos abandonos. Ya sea por el recuerdo incrustado en la memoria afectiva de una historia personal o bien familiar de abandonos, el escenario afectivo interior de la persona pivota alrededor de esta temática. Como una huella histórica, nos hace vivir las relaciones actuales con el temor de que se repita el abandono y generar estrategias para evitarlo. Las más comunes son los intentos de control del otro o la dificultad en intimar en la pareja con un compromiso profundo. Lo extraño del asunto es que cuando más las personas tratan de escapar de lo que temen, por otro lado, lo atraen, ya que ocupa sus pensamientos. Pasa un poco como con los celos, que en un intento de asegurarse de que el otro nos quiere y nos guarda fidelidad le acabamos sembrando ideas que lo pueden llevar a infidelidades que confirmen las sospechas de su pareja. Es lo que en psicología se conoce como la "profecía que se cumple". Si nos pasamos pensando todo el tiempo en aquello que no queremos que ocurra, lo fabricamos en nuestra mente con tanto lujo de detalles que potencialmente acaba por ocurrir. Así que los celos, que muchas veces vienen del temor al abandono, pueden actuar como una invitación para que el otro tenga deslices, y de este modo vemos cumplida nuestra profecía, y así ponemos a prueba nuestra capacidad de reponernos una y otra vez del trauma del abandono. Joan Garriga
SUPERAR EL DOLOR DE LAS RUPTURAS En una ruptura en general y especialmente en una de pareja se ponen en marcha muchas emociones, la mayor parte de las cuales consideramos negativas porque son difíciles pero resultan imprescindibles para completar el proceso y salir fortalecidos. La más habitual y difícil de vivir es el simple dolor de haber perdido al otro. Incluso en los casos en los que se siente una gran liberación por salir de una situación insatisfactoria para la persona, tarde o temprano asoma el rostro del dolor por dejar lo conocido, lo que se amó y enfrentarse a algo nuevo. Afortunadamente la vivencia del dolor es un ingrediente necesario para completar con éxito el proceso de una ruptura y llegar a ser capaz de crear futuro. Cuando pasamos por una ruptura, iniciamos el proceso de duelo en el que es previsible pasar por diferentes estados o etapas que tienen unas características estudiadas. Al igual que estamos programados para vincularnos con los demás sintiendo placer y expansión también están en nuestra naturaleza los mecanismos y recursos para el proceso de despegarse de una persona. Este proceso del duelo, en lugar de expansión produce retracción y en lugar de placer, rabia, pena, culpa, estrés, etc. hasta que culmina en la alegría que regresa al final de un aciago túnel. Se sabe que mal se construye sobre cenizas y escombros y, al contrario, se edifica bien sobre los aprendizajes anteriores, sobre la integración nutritiva de nuestro pasado, fuera el que fuera. Eso sí son buenos pilares. Por eso es tan importante integrar nuestra historia afectiva. ¿Cómo se hace? Después de un proceso emocional arduo, amándolo todo tal como fue, tal como ocurrió, incluyendo aquello difícil y desdichado que nos tocó vivir, porque de esta manera se cumple el efecto de que, amándolo, lo negativo se evapora y lo positivo se queda impregnado en nuestro corazón. Un proceso de ruptura concluye... ... cuando reencontramos la paz y la alegría y mirando atrás logramos apreciar y agradecer lo que vivimos y aprendimos en esa relación y podemos darle internamente las gracias a la que fue nuestra pareja por todo lo que fue posible y lo que nos aportó. ... cuando podamos darle el reconocimiento que merece como una relación importante para nuestra vida. ... cuando podamos reconocer el amor que hubo y guardarlo como un regalo. ... cuando somos capaces de dejar libre al otro y desearle lo mejor y hacernos nosotros libres y también desearnos lo mejor. En definitiva el gran reto para todos es aprender a amar lo imperfecto de la vida, de nosotros y de los demás, y volvernos compasivos. Cuando esto es posible tomamos nuestros errores al servicio de la vida y de un camino feliz en pareja.
2022
Lo común y lo liviano. Bert Hellinger En el trabajo con constelaciones se evidencia la vehemencia de las fuerzas que actúan en la familia. Muchas veces damos explicaciones simples, por ejemplo, cuando alguien se suicida, porque no comprendemos la corriente que arrastra a la persona en lo más profundo. Asimismo, se muestra que nos hallamos vinculados con muchos destinos de los que en parte no sabemos nada. Esta vinculación incluso va más lejos en el pasado, por lo que también participamos en el sufrimiento de la humanidad. Muchas veces existe una tendencia irresistible a unirse a este sufrimiento. Y me imagino que muchos casos de psicosis tendrán que ver con que la persona se hunde en este gran dolor, en estos destinos profundos y polifacéticos, participando en ellos. Aquí, para mí, únicamente hay una solución posible: el subir a la superficie y volver a algo muy común, cotidiano y liviano. El individuo no soporta hundirse en este sufrimiento; es demasiado grande. Nuestro equilibrio anímico es muy frágil. No podemos soportar mirar todo esto, ya que supera en mucho nuestras fuerzas. Así pues, al final nos queda solo una realización íntima y poco ostentosa, algo muy simple: el marido, la mujer y los hijos, el juego y el tiempo libre, la felicidad y el dolor, vengan como vengan. De esta manera, conservamos la ligereza serena del alma. Y la ligereza del alma tiene la fuerza más grande. Lo más fuerte es, a la vez, muy liviano. Si se quiere, uno puede ejercitarse en este ir hacia la ligereza. Se da, sobre todo, en la realización normal y corriente. BERT HELLINGERLA MANIPULACIÓN La pareja es una comunidad de destino, quiere decir que la pareja es una relación necesaria para ambos sistemas familiares: ambos miembros de la pareja pertenecen, de ahora en adelante, a una nueva comunidad sistémica, creada por la fusión de sus sistemas de origen. Por lo que los miembros de la pareja necesariamente son complementarios, todo lo que viven en la pareja es compartido al cincuenta por ciento por ambos, incluido la manipulación y la violencia. En la infancia, la relación simbiótica con la madre necesariamente tuvo carencias. Al crecer, el individuo, hombre como mujer, busca una nueva relación simbiótica, ya adulta y sexual, en la que proyectará lo vivido en la infancia, para reproducirlo como patrón y simultáneamente intentar resolver lo que quedó pendiente con su madre cuando era pequeño. Pero ese intento está abocado al fracaso. La adultez será aceptarnos como somos. Ese intento de resolución del pasado es la base de la manipulación y existe en todas las parejas, pues es constitutivo de ese espacio de intimidad. En la manipulación dejamos de estar en el Adulto y nos dejamos arrastrar por los roles de víctima y perseguidor, con los que intentamos hacer responsable al otro de nuestra carencia. Por eso la manipulación es fundamentalmente deshonesta. En cuanto uno de los dos se da cuenta del “juego”, éste cesa. Brigitte Champetier de Ribes
LA JUVENTUD DE LA EDAD. Patricia May En el centro de nosotros hay algo que es siempre joven, es más podríamos decir que si envejecemos sabiamente, somos cada vez más jóvenes , cada vez más ligeros de equipaje, despojados, libres, auténticos, felices. Mirado desde aquí, la vida es un proceso de Juvenecimiento, en que el cuerpo se gasta, pero la esencia juvenil se puede ir revelando cada vez con más potencia y belleza. Como si la cáscara fuera cayendo hasta liberar completamente a la esencia. En una maduración sabia, vamos dejando atrás miedos e inseguridades, despojándonos de preocupaciones y falsas imágenes, aceptando el dolor y las etapas del vivir, soltando tantas trabas y angustias de las primeras décadas, como la apariencia, la competencia, el correr permanente, la obsesión por la eficiencia, todo esto va perdiendo peso frente al valor de un buen momento humano, del disfrute y la conexión con las cosas más simples y cotidianas y con ello, la capacidad de reír, de gozar, de reírse de uno mismo, dejando pretensiones y necesidad de sobresalir. La libertad de vivir por lo que realmente se quiere, de parir los anhelos, soltando la necesidad de agradar a diestra y a siniestra. En algún momento del proceso humano, por un llamado personal e íntimo tomamos la decisión de internarnos por este camino de liberación que nos lleva a contactar con la esencia misma de nuestra juventud, o tomamos la senda opuesta de las manías, los apegos , las tacañerías , del descrédito de aquellos que son o piensan distinto. Lola Hofmann decía que una mujer alrededor de los 40 decidía si se iba a transformar en una vieja sabia, o en una “vieja de mierda”. Las viejas sabias son producto de una vida que tendió, a través de los años, a un ir develando la esencia, contactándose con el ser y no con el parecer. Priorizando la generosidad y la amplitud de criterio por sobre la crítica, el amor y la aceptación más allá de las diferencias. El gozo del momento por sobre la imagen ante los demás. Abiertos a los misterios de cada día, a sorprenderse e interesarse por el modo en que vuelan las mariposas, o las últimas visiones del universo y el ser humano. Un viejo joven se sigue haciendo las mismas preguntas que se hacen los niños, de dónde viene todo ? Qué hay más allá? porqué, porqué, porqué? En la comprensión que todas las respuestas son parciales, que siempre habrá una puerta más que abrir, una visión que ampliar, alguien que nos podrá aportar una nueva luz. En la medida que juvenecemos, cada vez es más luminosa la palabra misterio. Somos siempre jóvenes, vitales y el proceso de vida es un ir develando esa juventud para expresarla en toda su belleza en los últimos años de la vida.
Las Constelaciones Familiares son un servicio a la vida, nos permiten descubrir la dimensión sistémica oculta que dirige nuestras decisiones, nuestras emociones y nuestros destinos. Gracias a estas tomas de conciencia somos capaces de reorientar nuestro quehacer hacia más vida, más salud, más amor. Hacia una mayor realización. Por un lado, permiten una apertura de la conciencia que a su vez sana nuestra vida. Nos ayudan a estar más vivos, en la fuerza y la responsabilidad del adulto, a estar centrado, en el respeto y en la gratitud. Y con ello nuestras vidas empiezan a cambiar. Por otro lado, la herramienta basada en representar a otros, sin saber nada de ellos, desde el centramiento, solamente empujado por un lento y silencioso movimiento sanador, permite una sanación profunda, a menudo sorprendente y rápida de cualquier sufrimiento de nuestra vida.
El amor es sereno Deja que el otro y yo mismo seamos como somos, no nos desea diferentes. Deja que lo que existe sea como es, que crezca y se desarrolle como corresponde a su determinación. Por eso, el amor sólo interviene cuando lo que existe está en sintonía con esa determinación y su destino correlativo, cuando éste lo exige y otorga. Nadie, ni el otro, ni lo otro, ni yo mismo tenemos que defendernos de ese amor o temerle. En ese amor nos abandonamos a algo que está más allá de nuestras esperanzas, deseos y miedos, y que nos acoge como el ancho río que absorbe los muchos arroyos. Cuanto más acoge, tanto más ancho y profundo es el río y tanto más poderosamente corren sus aguas hacia la desembocadura, donde todo se diluye indistinguiblemente en un mar que recibe y conserva a todos y a todo de la misma manera. Ese amor ya anticipa lo que algún día será. Bert Hellinger.
La intimidad es exclusiva
Un hijo no debe nunca conocer detalles que pertenecen a la relación de pareja de los padres. Es algo que no le interesa a un hijo, y tampoco a nadie más. El revelar detalles de la relación íntima constituye un abuso de confianza de graves consecuencias, ya que rompe la relación. Lo íntimo siempre debe ser un secreto para terceros. El hecho de que los padres cuenten detalles de este tipo a sus hijos afecta muy negativamente a éstos.
Bert Hellinger
Nada puede existir aisladamente
“Todo sólo puede ser todo porque está unido a todo. (Esta es esa resonancia).
Por eso todo está unido a todo.
Por eso nada puede existir aisladamente.
Sólo está aislado porque está unido a todo, porque en él también está presente todo lo demás. (Por consiguiente, nadie está aislado, tampoco un niño. Cuando nosotros miramos a niño separado de lo demás, estamos subestimando a lo que él está unido, a algo más grande)
Por eso al mismo tiempo yo también soy todo. Todo no puede existir sin mí y yo no puedo existir sin todo. (Estos son pensamientos y conocimientos fundamentales que tienen consecuencias de muy largo alcance).
¿Qué significa esto para la manera en que vivo, para la manera en que siento, para la manera como yo soy?
En cada ser humano veo a todos los seres humanos y por eso en él también me veo a mí. En mí siento a todas las personas, cada una tal como es.
En cada persona me encuentro con todas las personas y en ellos también me encuentro a mí.
¿Cómo podría yo entonces rechazar algo en ellos sin que en ellos me rechace a mí mismo?
¿Cómo alegrarme de su existencia sin que en ellos también me alegre de la mía? ¿Cómo podría desearle algo bueno a otra persona sin que al mismo tiempo me lo desee a mí y a todas las otras personas?
¿Cómo puedo amarme sin amar también a todas las otras personas? (Pues con todos estamos en resonancia).
Quien en todo ve a todos, también se ve a sí mismo en ellos, en ellos se encuentra a sí mismo, en todos también se encuentra a sí mismo. Por lo tanto, quien daña a otros, también se daña a sí. Quien a otros lastima, también se lastima a sí.
Quien incentiva a otros, se incentiva a sí mismo.
Quien oculta algo a los demás, también se lo oculta a sí mismo, y quien empequeñece a los otros, también se empequeñece a sí mismo.
Quien realmente ama a otros, ama a todos. Por lo tanto, amor al prójimo es al mismo tiempo amor a todo y amor a todos, inclusive amor a uno mismo.
El amor al prójimo es amor puro y amor pleno porque en todos tiene todo, sobre todo se tiene a sí mismo.
¿Cuál es la solución? Tomo en mi corazón todo lo que rechazo. De ese modo encuentro el camino al amor a todo y a todos. A través de él me vuelvo grande.
¿Qué quiere decir aquí grande? Yo reconozco que soy igual a todas las personas y ellas iguales a mí. Entonces estaré unido a todo y a través de todo seré grande.
Bert Hellinger
Todo lo que
Escucha bien… Todo lo que te produce molestia, te está enseñando paciencia. Aquel que te abandona, te está enseñando a ser fuerte por ti mismo. Todo lo que te enoje, te está enseñando a perdonar y a tener compasión. Todo lo que te resta poder te está enseñando a tomarlo de vuelta. Todo lo que odies, te está enseñando amor incondicional. Todo lo que temes, te está enseñando coraje y valentía. Y, lo más importante, todo lo que no puedes controlar, te está enseñando a dejar ir.
Jackson Kiddard
La vida es completa
“El Ser Humano debe percibir que vive en un mundo que en cierto sentido es enigmático. Qué en él suceden y pueden experimentarse cosas que permanecen inexplicables, y no tan sólo las cosas que acontecen dentro de lo que se espera. Lo inesperado y lo inaudito son propios de este mundo. Sólo entonces la vida es completa.”
Carl G. Jung
Tu eres un milagro
Cuando me como una naranja, puedo hacerlo como un acto de meditación. Sosteniendo la naranja en la palma de mi mano, la miro conscientemente. Miro la naranja largo rato de forma plenamente consciente. «Inhalando, hay una naranja en mi mano. Exhalando, sonrío a la naranja.» Para mí la naranja no es ni más ni menos que un milagro. Cuando miro una naranja en el aquí y el ahora, la puedo ver con mis ojos espirituales—el azahar, la luz del sol y la lluvia sobre los azahares, la minúscula naranja verde, y luego el árbol que trabaja con el tiempo para que la naranja crezca todo lo que puede. Miro la naranja que hay en mi mano y sonrío. No es ni más ni menos que un milagro. Inhalando y exhalando conscientemente llego a estar plenamente presente y plenamente vivo—y entonces me veo como un milagro. Queridos amigos, no son ni más ni menos que un milagro. Hay momentos en que creen que no valen nada. Pero no son ni más ni menos que un milagro. El hecho de estar aquí—con vida y capacidad de inhalar y exhalar demuestra de sobra que son un milagro. Una hoja de lechuga contiene todo el cosmos—la luz del sol, la lluvia, toda la Tierra, el tiempo, el espacio y la consciencia. También ustedes contienen todo el cosmos. Thich Nhat Hanh
Negatividad
La negatividad es totalmente antinatural.
Es un contaminante psíquico y hay un vínculo profundo entre el envenenamiento y la destrucción de la naturaleza y la gran cantidad de negatividad que se ha acumulado en la psique humana colectiva. Ninguna otra forma de vida en el planeta conoce la negatividad, solo los seres humanos, lo mismo que ninguna otra forma de vida envenena la Tierra que la sostiene.
¿Ha visto usted alguna vez una flor infeliz o un roble estresado?
¿Alguna vez se ha encontrado un delfín deprimido, una rana con problemas de autoestima, un gato que no puede relajarse o un pájaro que arrastra odio y resentimiento?
Los únicos animales que pueden experimentar ocasionalmente algo parecido a la negatividad o mostrar signos de conducta neurótica son los que viven en contacto estrecho con el ser humano y que por eso se vinculan a la mente humana y a su locura.
Eckhart Tolle
2021
Cuando dices NO
Cuándo dices «NO» a una persona o situación, esa negación no ha de venir de la reacción, sino de la intuición, que es una toma de conciencia clara de lo que es correcto para ti en ese momento.
Haz que sea un «NO» no-reactivo, un «no» consciente, un «no» libre de toda negatividad que no cree más sufrimiento.
La rendición hará que tus relaciones cambien profundamente. Si no puedes aceptar lo que es, eso implica que nunca puedes aceptar a las personas como son. Las juzgarás, las criticarás, las etiquetarás, las rechazarás o intentarás cambiarlas.
Cuándo te veas envuelto en alguna situación conflictiva, tal vez con tu pareja u otra persona cercana a ti, empieza por observar cómo te pones a la defensiva cuando atacan tu posición, o siente la fuerza de tu propia agresión cuando atacas la posición de la otra persona.
Observa el apego a tus puntos de vista y opiniones. Siente la energía emocional-mental que está detrás de tu necesidad de tener razón y de señalar que la otra persona está equivocada. Ésa es la energía de tu mente egotista. La haces consciente reconociéndola, sintiéndola tan plenamente como puedas.
Entonces, un día, en medio de una discusión, de repente te darás cuenta de que tienes una opción, y quizá decidas abandonar tu reacción simplemente para ver qué pasa. Te rindes.
No me refiero a que dejas de reaccionar diciendo verbalmente: «De acuerdo, tienes razón», estoy hablando de soltar todo el campo de energía mental-emocional que estaba luchando por el poder en tu interior.
El ego es astuto; por eso tienes que estar muy alerta, muy presente, y ser totalmente honesto contigo mismo para ver si realmente has renunciado a tu identificación con una posición mental, liberándote así de la mente.
Si te sientes de repente muy ligero, diáfano y en profunda paz, eso es una señal inequívoca de que te has rendido realmente.
Observa entonces lo que le ocurre a la posición mental de la otra persona cuando dejas de energizarla mediante la resistencia.
Cuando la identificación con las posiciones mentales se deja de lado, comienza la verdadera comunicación.
No resistirse no significa necesariamente no hacer nada. Lo único que implica es que la «acción» no va a ser reactiva.
«No hacer nada» evitando la reactividad y permaneciendo en cambio en un estado de intensa presencia, es un poderoso principio transformador que sana a las personas y las situaciones.
—Eckhart Tolle
Cuando habla la adicción
Todas las adicciones surgen de una negativa inconsciente a encarar y traspasar el propio dolor.
Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor. Cualquiera que sea la sustancia que origine la adicción —alcohol, comida, drogas (legales o ilegales) o una persona—, estás usando algo o a alguien para encubrir tu dolor.
Podría decirse que un comportamiento compulsivo de vieja data es una adicción, y la adicción vive dentro de nosotros casi como una entidad o una personalidad secundaria, un campo de energía que se apodera periódicamente de nosotros por completo. Hasta se apodera de nuestra mente, de la voz mental, la cual entonces se convierte en la voz de la adicción.
Podría decir, "hoy ha sido un día muy difícil, me merezco un premio. ¿Por qué negarme el único placer que me queda en la vida?"
Entonces, si estamos identificados con la voz interior a causa de nuestra inconsciencia, abrimos el refrigerador para atacar la torta de chocolate. En otros momentos, la adicción puede dejar por fuera a la mente de un todo y, sin saber a qué horas, nos vemos con un cigarrillo en la boca o un vaso de licor en la mano. "¿Cómo llegó esto a mi mano?"
La acción de sacar un cigarrillo de la cajetilla y encenderlo, o de servir el trago, ocurrió en medio de la inconsciencia total.
Si usted tiene un patrón de comportamiento compulsivo como fumar, trabajar, tener sexo o comer en exceso, beber, ver televisión, Internet, pensar, querer tener siempre la razón, o cualquier otro, haga lo siguiente: cuando note que la urgencia de la adicción comienza a manifestarse, pare y respire conscientemente tres veces. De esa manera se establece un estado de alerta.
Deténgase durante unos minutos a observar la urgencia misma y a sentir ese campo de energía en su interior. Sienta conscientemente la necesidad física o mental de ingerir o consumir una determinada sustancia, o el deseo de manifestar el comportamiento compulsivo. Después respire conscientemente otras cuantas veces. Verá que la ansiedad desaparece, al menos transitoriamente.
O quizás se dé cuenta de que el peso de la urgencia prevalece y no tiene otra salida que obedecer o manifestar el comportamiento nuevamente. No lo convierta en un problema. Convierta la adicción en parte de su práctica de conciencia. A medida que aumente la conciencia, los patrones adictivos se debilitarán hasta disolverse finalmente. Sin embargo, recuerde tomar nota de los pensamientos que justifican el comportamiento adictivo, a veces con argumentos sagaces, a medida que van pasando por su mente.
Pregúntese de quién es la voz, y se dará cuenta de que la que habla es la adicción. Mientras lo sepa, mientras esté presente en calidad de observador de su mente, es menos probable que ésta logre engañarlo para que usted haga lo que ella desea.
Eckhart Tolle
La Felicidad
¿Cuál es el secreto de la felicidad? ¿Dónde se cumple la felicidad? En el instante. Toda la felicidad está en el instante. ¿Qué se opone a la felicidad? La desviación del instante. Bien porque se mire atrás, bien adelante. Entonces se olvida el instante. Entonces también se ha olvidado, con el instante, la felicidad del instante. Permanecer en el instante es una disciplina elevada que podemos practicar. Toda vida es en el instante, sólo en el instante. Está plenamente en el instante. En el instante, ahora, está cumplida la vida. Abrimos el corazón para ese instante, gozamos de ese instante, agradecidos por ese instante. En el instante no hay lamentación, tampoco temor. Todo temor está asentado en el futuro. Toda lamentación esta asentada en el pasado. En el instante estamos sin lamentación y sin temor. ¿Por qué los niños son felices tan a menudo? Porque solo están en el instante. Vivir de instante en instante también significa morir de instante en instante. En cada instante se deja atrás lo viejo.
Bert Hellinger
Sobre Afganistan
Brigitte Champetier de Ribes. "Deseo compartir mi proceso sobre la tragedia en Afganistán. La realidad manda. Es la gran maestra. Primero fue un shock, dos días en estado de shock. Luego fue rendirme y ampliar mis conocimientos sobre la situación de los afganos. ¿Cómo amar y ayudar? Fundamentalmente, con la autodisciplina de no caer en ninguna polarización que sólo aumentaría los conflictos, sanando en mí toda tentación de identificación con las víctimas o de deseo de venganza para con los perpetradores. ¿Qué necesita el pueblo afgano? La reconciliación. El respeto. Para que cada uno de sus hijos pueda trabajar para el desarrollo de su país. ¿Y nosotros, cómo ayudamos a ello? Mirando el horror, el terror, la desesperación y el dolor con dolor, en silencio y respeto, desde la compasión hacia todos. Hacia todos. Incluyendo a los perpetradores. Sin dejarnos atrapar ni por la impotencia infantil ni por el pensamiento mágico del salvador. Entonces, como adultos, podemos soltar la tragedia y dirigir la mirada hacia el próximo paso que la vida está esperando de cada uno de ellos, una vez pasado el infierno. Para que este próximo paso sea más fácil, lo acompañamos con nuestra vibración de fuerza y de paz: rendición, humildad, compasión y reconciliación. La violencia no es fuerza, es terror, el terror arcaico de los primeros seres humanos, ciegos y cerrados. Con la conciencia de un infante. La fuerza pertenece a la conciencia adulta que asiente a la realidad como es y se compromete a servir la vida. Nuestro corazón es una fuerza de reconciliación: abrazamos a cada víctima con su perpetrador; abrazamos a cada talibán con su madre. Y miramos más lejos, al próximo paso que dé el pueblo afgano, del que seremos todos responsables. Somos uno. Al servicio del destino colectivo. Somos amor en crecimiento". "Juntos al servicio de la vida"
Brigitte Champetier de Ribes. www.insconsfa.com
Entregar a los hijos
Entregar a los hijos a su propia vida, algo que resultaba y resulta del todo natural en sociedades más tradicionales, es un reto difícil para muchas familias en las generaciones presentes debido a múltiples razones.
Algunas son de orden socioeconómico, puesto que para muchos jóvenes no es sencillo obtener autonomía económica y laboral en esta sociedad supuestamente del bienestar.
Otras son de orden afectivo y emocional: son numerosos los hijos que atienden las necesidades y huecos afectivos inconscientes de sus padres, permaneciendo mucho tiempo a su lado y postergando su propia vida, o satisfaciendo el anhelo de los padres de persistir en su rol protector —lo cual puede debilitar a sus hijos— o de permanecer en un excesivo nexo afectivo en lo cotidiano con ellos. Esto se conoce como el «síndrome del nido vacío», lo experimentan los padres y la pareja de los padres cuando los hijos emprenden su propio vuelo. Sin embargo, pocas cosas hacen sentir tan bien y tan honrados a los padres como el hecho de que su hijo se oriente a su propio camino, su propia grandeza, su propia obra y su propia felicidad.
Los desarrollos de los hijos engrandecen a los padres. Joan Garriga. Del libro La llave de la buena vida
La Paz Interior...
Si aceptamos todo lo que está dentro de nosotros, entonces encontramos la paz interior. Si no nos oponemos a nada que esté dentro de nosotros, encontramos la paz interior.
Cuando estamos en sintonía con lo que parece bloquearnos, entonces encontramos la paz interior.
Cuando admitimos todo lo que hay en nuestra familia, nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros antepasados, nuestro destino particular, entonces estamos en paz. Si nada se opone a nada, entonces tenemos la paz de corazón.
Si tenemos hijos, y los reconocemos, tal como son, exactamente como son, con su destino particular, sus dificultades personales, sus talentos específicos, su amor especial, entonces tenemos paz en la familia.
Si estamos de acuerdo con nuestra pareja, tal como es, sin ningún deseo de que cambie, entonces tenemos paz y llegamos al silencio interior.
Y si tenemos que tratar con otras personas, o grupos de personas que puedan parecer diferentes a nosotros o en desacuerdo con nosotros, y asentimos a ellos tal como son, exactamente como son, entonces tenemos paz mental y ellos, a su vez, pueden sentirse atraídos por nosotros.
Si aceptamos estar en armonía con diferentes clases, diferentes razas, diferentes religiones, diferentes naciones, entonces conoceremos la paz interior. Si aceptamos a todos tal como son, exactamente como son, entonces ya no hay prejuicios, ni oposición. Estamos en paz con ellos y ellos estarán en paz con nosotros.
Bert Hellinger
Tesoros
En nuestro interior se encuentra un núcleo de tesoros en forma de recursos personales que podemos utilizar para alcanzar nuestro destino.
Sin Frustraciones
La vida nos invita a soltar el aferramiento a expectativas y sus consiguientes frustraciones.
Los condicionamientos
El modo en que sentimos y vivimos la vida, muchas veces es ahogada por los condicionamientos, mandatos, lealtades, circuitos mentales-emocionales repetidos, tantas veces que ya no concebimos otras maneras de enfocar y sentir lo nuevo, y abrirnos a otras maneras de actuar.
El Sí
En cuanto decimos Sí a lo que hay, renunciamos a nuestros valores, a nuestras ilusiones, al futuro programado que habíamos soñado con una sarta de imágenes del pasado. Entonces Sí que avanzamos hacia más, hacia la vida como es y, sin darnos cuenta, se acerca el éxito. El éxito, como todo, necesitará de nuestro Sí Gracias, pero si caemos en la tentación de aferrarnos a el, adiós éxito... lo nuestro es aferrarnos al cambio, a trabajar al Sí.
Brigitte Champetier de Ribes
Sí Gracias
En cuanto decimos Sí a lo que hay, renunciamos a nuestros valores, a nuestras ilusiones, al futuro programado que habíamos soñado con una sarta de imágenes del pasado. Entonces Sí que avanzamos hacia más, hacia la vida como es y, sin darnos cuenta, se acerca el éxito.
El éxito, como todo, necesitará de nuestro Sí Gracias, pero si caemos en la tentación de aferrarnos a el, adiós éxito... lo nuestro es aferrarnos al cambio, a trabajar al Sí.
Brigitte Champetier de Ribes
2020
El amor
La vida es un movimiento hacia el Amor. Un movimiento desde el amor arcaico de la pertenencia estrecha al Amor de la pertenencia a todo. Un movimiento desde las intrincaciones en los desórdenes del pasado a una nueva realidad surgida por nuestra entrega a la vida como es.
Congruencia
Cambiar es aceptar con franqueza nuestros sentimientos, un paso esencial, para comunicarnos con lo que nos rodea. Esta actitud de apertura con el universo de los sentimientos se denomina Congruencia. Virginia Satir
Elijo la vida
Una crisis es siempre oportunidad de cambio. El decir "Sí" a este movimiento permite llegar a una comprensión radicalmente distinta. Digo Sí a todo tal como es... y doy gracias. Elijo la vida y me abro a algo nuevo…
Oportunidad de cambios
Una crisis es siempre oportunidad de cambio. El decir "Sí" a este movimiento permite llegar a una comprensión radicalmente distinta. Digo Sí a todo tal como es... y doy gracias. Elijo la vida y me abro a algo nuevo…
Los Cambios
Aceptando que los cambios son inevitables, seremos capaces de liberarnos del pasado con el fin de descubrir alternativas sanas para nuestra vida. El cambio abre las puertas para que podamos ver las posibilidades de creatividad, prosperidad, respeto, nuevos ordenes, amor y salud.
Elijo la vida
Una crisis es siempre oportunidad de cambio. El decir "Sí" a este movimiento permite llegar a una comprensión radicalmente distinta. Digo Sí a todo tal como es... y doy gracias. Elijo la vida y me abro a algo nuevo…
Oportunidad de cambios
Una crisis es siempre oportunidad de cambio. El decir "Sí" a este movimiento permite llegar a una comprensión radicalmente distinta. Digo Sí a todo tal como es... y doy gracias. Elijo la vida y me abro a algo nuevo…
La Felicidad
La felicidad se empieza a construir en el momento en que tomamos la decisión de adueñarnos de nuestra vida y nos reconectamos con nuestra fuerza interior.
2019
Cuando desarrollamos la conciencia de espectador
Todo lo que lamento, lo estoy excluyendo. Todo lo que acuso, lo estoy excluyendo. A cada persona que despierta mi enojo, la estoy excluyendo. Cada situación en la que me siento culpable, la estoy excluyendo. Y yo estoy cada vez más empobrecido.
El camino inverso sería:
Todo lo que lamento, lo miro y digo: -Sí, así fue y lo incorporo en mí con todo el desafío que me representa. Haré algo contigo. Ahora te tomo como una fuente de fuerza, sea como fuere. El movimiento básico es siempre el mismo: en lugar de excluir, incorporar.
Bert Hellinger
Creciendo
A menudo, se tiene una idea equivocada de lo que significa crecer interiormente e iluminar nuestra vida de paz. Se suele pensar que aquella persona que ha cultivado su dimensión espiritual y ha profundizado por entre los pliegues de su alma, es un ser que ya nunca tendrá un dolor de muelas ni su mente experimentará contradicción o duda alguna. Tal vez, estos modos de pensamiento derivan de los antiguos mitos y leyendas en los que las figuras de los héroes y los dioses alcanzaban un modelo de paraíso que no podía explicarse más que con metáforas evasivas.
Conforme la especie humana ha ido dando al mundo un mayor número de lúcidos que, como avanzadillas del futuro, han expandido su conciencia y revelado el Espíritu, se ha podido comprobar que la idea de trascender al ego no significa tanto eliminarlo como darse cuenta de que no es la única identidad exclusiva. En contra de lo que afirman muchos movimientos “espiritualistas”, quien se desembaraza del ego no se convierte en un sabio, sino más bien en un psicótico. No se trata de transformarse en un vegetal indiferente a la lágrima y a la risa, sino en un Testigo Consciente de las contradicciones que vivimos y de la gran diversidad de tendencias que experimenta nuestra persona.
El Espíritu no niega al cuerpo, ni a las emociones, ni a la mente, sino que las incluye. Y cuando vemos que, en la trastienda de los llamados “iluminados”, existen rasgos contradictorios en relación a la salud, al dinero o al sexo, tendemos a sentirnos decepcionados porque, tal vez, muchas personas consideran al crecimiento evolutivo como algo que quiere escapar de la vida. El sabio, en todo caso, ha aprendido a no sufrir, precisamente porque interpreta lo que sucede de manera no perturbada y porque, además, no vive identificado con su mente cambiante. El iluminado es un ser que disfruta de la vida.
Cuando desarrollamos la conciencia de espectador desde la que observar la propia mente y sus vericuetos, nos convertimos en testigos de lo que sucede, sea del signo que sea. El dolor y las consiguientes presiones que nuestro psicocuerpo experimenta en las curvas de la vida, lejos de ser resistidas y por tanto creadoras de sufrimiento, son aceptados desde ese espacio silencioso y lúcido en el que es la conciencia expandida. A partir de este desarrollo, aquello que anteriormente resultaba doloroso deja de ser una dura carga. Sucede que la vida ha sido abrazada con su plena diversidad y el mundo sigue desplegando sus fríos inviernos y sus primaveras soleadas. Uno entonces observa todo aquello que le pasa al cuerpo y a la mente como vehículos de la gran travesía.
Ya no se trata de pretender eliminar las tormentas de la vida, sino más bien de saber navegar durante las mismas, observando los miedos y ajustando las velas. En la visión global, todo lo que sucede tiene sentido y no se le opone resistencia. En realidad, uno se ha dado cuenta de que no puede cambiar el mundo. Las cosas simplemente ocurren. Lo que todavía nos importa y perturba sigue dando lecciones que señalan nuestra necesidad de desafección y de visión expandida.
Independencia
La verdadera libertad comienza cuando empezamos a comprender quiénes somos y de lo que somos capaces. Es la independencia, ese ansiado trofeo, la que se obtiene cuando uno se desata, se deshace de sus cuerdas y mira hacia adelante sin necesitar a alguien o algo que controlar o que le lleve de la mano.
Soltar
Soltar cosas materiales que ya no usamos sirve de ensayo, de introducción, para luego soltar viejas conductas, o viejos esquemas mentales, ataduras a las que nosotras mismas nos hemos aferrado a través del tiempo. Conductas o hábitos que es posible que ya no tengan ningún sentido en nuestra vida presente, pero que, sin embargo, repetimos automáticamente, por costumbre o comodidad, o por no saber cómo cambiarlos o por cuáles sustituirlos.
En el amor
En el amor no solo hay aprendizajes, se deben vivir experiencias que nos eleven y nos hagan ser mejores que antes, no que nos hagan sentir que estamos viviendo una lección de superación personal.
Ahora
Lo mejor de nuestra vida siempre es Ahora, es esa línea de salida en la cual, arrancar el motor de nuestras ilusiones, dar aliento a nuestras cenizas para encender el mejor de los fuegos: ese que alumbrará nuestro camino.
Confiar es una elección que podemos optar por cultivar y reforzar
Cuanto más veloces huimos del miedo, más grande se hace éste y más fuerte es su hechizo sobre el alma. Para librarnos de tal poder, conviene mirar de frente su paralizador influjo, y más tarde discernir si nos está protegiendo de un peligro o simplemente es un virus mental que nos inquieta.
El miedo que paraliza y deprime es el miedo neurótico que impide la acción. Se trata de un sentimiento que sintoniza con viejas tensiones y heridas no resueltas. El temor que se disfraza de inseguridad encubre anticipaciones el dolor y muchas veces hace referencia a duelos sumergidos cuyo recuerdo nos inunda de ansiedad e induce a conductas crispadas.
El miedo nace de la memoria del dolor y brota en racimos de pensamiento conectados al recuerdo. Se trata de ideas neuro-asociadas que conforman la creencia de que aquello que uno rechaza, puede volver a suceder. En realidad, si no hay memoria no hay miedo. Por este motivo, los inocentes se enfrentan con tranquilidad “irresponsable” a muchas situaciones de alto riesgo. Los inocentes no proyectan experiencias anteriores y, en consecuencia, no temen la llegada de la supuesta desgracia.
Allí donde veamos una conducta exagerada, se revela la sombra que oculta viejas heridas y, que nos demanda sin demora, un drenaje emocional del alma. Allí donde, por ejemplo, veamos la mentira en sus diferentes grados ¡Atención!, no hay maldad o estupidez, hay tan sólo una mente que se siente amenazada. Conviene mirar al miedo de frente y preguntar, ¿qué temo en realidad?, ¿qué sería lo peor que podría pasar? Al observar y concretar con precisión lo que tememos, ya se puede respirar a fondo lo temido y crear nuevas opciones más deseadas. De pronto, sucede que el gran gigante ilusorio que tan sólo puede habitar en las sombras, se esfuma disuelto a la luz de la consciencia.
La sensación de confianza y seguridad no sólo brota como consecuencia de la memoria del propio éxito, sino que también es una cualidad que nuestra inteligencia emocional desarrolla. Confiar es una elección que podemos optar por cultivar y reforzar, mientras se comprueba que tras los problemas aparecen las soluciones y que toda dificultad fortalece y enseña.
La confianza también brota desde la facultad intuitiva, desde ese insólito Ser que somos y que detrás, escondido y sabio, se revela y expresa. La confianza es un estado de conciencia, un plano mental de vida que abre a la Paz y a la Templanza. Pero, ¿de dónde brota?, ¿acaso es una protección mágica que opera desde las estrellas? Al tratar de responder, la razón tal vez dude, pero todos sabemos que no estamos solos. La Historia y el Misterio así lo avalan. El Universo nos apoya al encarar el miedo mientras hacemos con inteligencia lo que debemos, aunque se sienta inseguridad y amenaza.
Cuando nos veamos enfrentado al ridículo, a la ruina o al abandono del ser que amamos, conviene que nos detengamos unos instantes. Conviene que respiremos profundamente, distanciándonos del escenario mientras nos dejamos atravesar por la columna de luz, que penetra por lo más alto de nuestra cabeza. Más tarde, la sencillez suavizará lo que tememos y la sobriedad será nuestra aliada. No hay temor agudo que sobreviva si lo respiramos de forma consciente y continuada. Sólo hay que detenerse y observar sin eludir ningún aspecto y sin tapar ninguna de las caras. Desde el Silencio Consciente, de pronto, la mejor opción brota y la vida, de nuevo, tiene sentido mientras uno, a sí mismo, se reinventa. Ya todo está en su sitio. Uno sabe a qué atenerse y vuelve a fluir centrado en el núcleo de la confianza.
Haciendo lo que tememos, disolvemos nuestro temor. Emerson.
Discernir
El Poder de discernir es una hermosa llave para abrir en la vida la apariencia de lo mágico, es lo que nos permite capturar la maravilla, y protege nuestra sensibilidad más profunda y desde allí tomamos las decisiones mejores para nosotros.
No Temamos
No temamos el caos, pues es la matriz del cambio. No temamos el mal, ni la sombra pues son reveladores de la luz. No temamos la noche, pues sin ella no podríamos reconocer los infinitos soles que la habitan.
2018
La diferencia entre “reaccionar” o “accionar”
Conforme el ser humano desarrolla la consciencia y se percata de todos los procesos que su mente expresa durante el día, está en condiciones de evitar la “reacción” automática y ejercer la “acción” voluntaria y consciente.
La diferencia entre “reaccionar” o “accionar” está en que, mientras reaccionar depende de un agente exterior que provoca una respuesta emocional irrenunciable y ajena, el accionar, por el contrario, actúa desde la independencia y la consciencia, auto-generándose en coherencia con los valores de nuestra vida. Tal vez, la famosa frase de evangelio “Cuando se os ofendiere poned la otra mejilla”, tenga que ver con la capacidad de no responder de manera reactiva al supuesto agresor, es decir, ejercer la capacidad de aplazar y a la vez, mantener el control para optar por la acción más adecuada.
Si no elegimos cómo actuar, serán las circunstancias y la pasión las que elegirán por uno. Este principio señala que, conforme el ser humano incrementa su nivel de consciencia, desarrolla asimismo la capacidad de imaginar su vida y, en consecuencia, reinventarse a sí mismo y renovar la existencia. Si en este mismo momento, alguien nos pregunta qué es lo que queremos de la vida, tal vez nos sorprenderíamos de la cantidad de titubeos y generalizaciones que nuestra mente haría. Es muy posible que nos dé miedo concretar lo que queremos de la vida y, tal vez, la causa de esa resistencia esté en el hecho de vivir en “la caja” que nuestros hábitos mentales conforman.
La mente, al igual que un barco, necesita objetivos y metas para navegar. Si no nos decidimos a imaginar y crear ese guión para nuestra vida, serán las olas las que guiarán nuestra nave al hilo de vientos y tormentas. Para navegar la vida, convendrá que pongamos rumbo y dirección. A tal fin, imaginemos cómo sería un día completo de nuestra vida, una vez pasados cinco años. Imaginemos todo lo que seamos capaces de crear con nuestra mente ilimitada. No nos dejemos sabotear por nuestras creencias limitadoras y pongamos el listón bien alto. Escriba el guión de ese día... desde que se despierta, imagine todo lo que hace durante esas 24 horas de su vida futura.
Construya su sueño minuciosamente y con todos los detalles de que sea capaz, dónde vive, cómo es su casa, con quién vive, qué decide hacer al levantarse, qué piensa, de qué habla, con quién se encuentra, en qué trabaja, qué es lo que más le importa de la vida, qué cualidad ha desarrollado en mayor medida, qué información selecciona, cómo cuida su cuerpo, cómo se alimenta, qué amigos tiene, cómo cultiva su interior, qué tipo de lectura maneja, cómo es su trabajo y con quién trabaja, qué le importa, qué aficiones tiene, cuánto dinero gana, cuál es su mayor éxito, cómo se gratifica, a quién ama, cómo abraza y expresa sus sentimientos, cómo es su sexualidad, a quién beneficia, en qué es usted más útil, qué proyectos tiene, cuál es su concepción espiritual de la vida, cuál es su contribución a la sociedad, qué desarrollo ha alcanzado en su mente, qué grado de consciencia expresa, qué pasa en sus sueños mientras duerme...
Un proceso creador que, al igual que un guión biográfico, conviene realizar por escrito, liberándose de los sabotajes limitadores que la mente racional tienda a elaborar. Un programa por el que permitirse todas las utopías que inteligentemente se puedan conformar en la trama de ese futuro día. Si al finalizar, lo enseña usted a un amigo y éste le dice que está usted loco, eso significará que su ejercicio ha valido la pena. Pasado el tiempo, sentirá que un día, hace unos años, usted hizo Magia.
Has de decidir si quieres actuar o reaccionar. Si no resuelves cómo jugarás en la vida, ella siempre lo hará contigo.
Vivir desde el nivel observador
La vida, mientras imparte lecciones, a veces perturba nuestro control y altera nuestra calma. Son momentos en los que no percibimos nada claro y todo nuestro mundo se muestra confuso y pleno de aspereza. A menudo, “las vemos venir”, otras veces, sin embargo, es un imprevisto el que nos “entrena” mientras altera el ritmo normal de las cosas. Se trata de algo que nos frustra, que absorbe nuestra atención y que nos sume en negatividad y niebla. Y mientras tanto, en el fondo de uno mismo, se sabe que de ese infierno que temporalmente padecemos, nadie tiene la culpa, que somos nosotros, la propia Vida que está misteriosamente en marcha. Son momentos en los que tan sólo queda seguir adelante, pasar el episodio “de puntillas” y seguir avanzando por el filo de la navaja. Sabemos que dentro de unas horas, como máximo mañana, todo será diferente y las aguas, por turbias que estén, se volverán claras.
Hay personas que piensan que los demás deben tener mucha estrella porque parece que nunca les pasa lo que a ellas les crispa y aprieta. Piensan que los otros tienen más fortuna, más dinero, más amor, más talentos y más belleza. Sin embargo, en ese momento, ignoran que a lo largo de una vida, y haciendo un balance interno de luces y sombras, las cosas no están tan desequilibradas, ni para unas personas, ni para otras. Las apariencias engañan. Lo importante de la vida, es vivir desde el nivel observador que atestigua el discurrir del río, mientras sentimos el sabio fluir de las pequeñas cosas bien hechas.
Cuando veamos que en nuestra vida ha llegado una nueva tormenta, tengamos cuidado con las quejas que, además de estériles, debilitan al que las nombra. Su llegada, en alguna dimensión del aprendizaje, no es casual. Tras la agitación, los antiguos hábitos se cuestionan y se abren nuevas puertas. La oportunidad de cambio, a veces, cobra peaje de perturbación y crisis, aunque, sabemos en lo más profundo, que mañana volverán las aguas a estar claras. El dolor ya pasado no habrá sido estéril, la vida no es una vulgar rueda. El tiempo se dirige a alguna parte.
Cada instante, el Universo se expande más velozmente, incluso hacia dentro, hacia esa profundidad liberadora. Cada problema vivido templa, madura y des-implica al observador de aquello que observa. Tras la nueva transparencia de las aguas calmas, uno ya no es el mismo, algo se ha transmutado. Se sabe que vendrán otros rostros y que se abrirán otras puertas. Un paso más en las nuevas avenidas hacia la esencia. Después de una crisis en la que tenemos el alma en llagas, se mira a los demás de otra forma. Leemos los corazones ajenos sin que nadie se de cuenta. Es entonces cuando comprobamos que somos capaces de percibir sus más íntimos temores, sus anhelos y los pliegues de sus entrañas.
Reconocemos el dolor y la contracción sutil en cualquier cara. Sentimos pronto piedad inspirada en el que llora. Y ante este panorama que señala humanidad y delata el peso que cada uno lleva a sus espaldas, brota una compasión que torna a la vida generosa y cálida. Hemos liberado al sentimiento. ¡Ya somos diferentes!
El Antagonismo
EL Antagonismo puede ser una profunda experiencia de aprendizaje cuando nos lleva a comprender que las diferencias no tienen que producir rupturas. En realidad, todas las fuerzas aparentemente opuestas resaltan las cualidades únicas, los puntos fuertes así como los débiles de cada uno. Generalmente, definimos la tristeza como lo opuesto a la alegría, la oscuridad como lo opuesto a la luz, la muerte como lo opuesto a la vida. Pero desde una perspectiva más amplia, estas cualidades son los dos lados de una misma moneda, aspectos duales de la totalidad. De hecho, se sirven la una a la otra, dando variedad a la vida y creando una belleza que sobrepasa con mucho las limitaciones impuestas por los modos de pensar rígidos.
Se dice que todo tiene su momento y su espacio, todo propósito y toda persona viviente. Todo lo que es, desempeña un papel integral en el conjunto general de la existencia. Cada ser, cada hoja de hierba, cada montaña o estrella es individual, único e independiente, y, no obstante, de alguna manera está misteriosamente interrelacionado con todo lo demás. Tan sólo la mente humana crea la ilusión de la separación y el antagonismo.
Cuando nos encontramos en una disposición mental contraria a las opiniones de otra persona, ambas partes necesitan dar marcha atrás y observar la discusión desde una cierta distancia para tener una perspectiva más amplia. Esto entibia el acaloramiento de las actitudes defensivas y crea espacio suficiente para que cada persona empiece a comprender el punto de vista de la otra.
Darse cabezazos no sólo es agotador... produce todo tipo de dolores de cabeza y complicaciones innecesarias. Cortar totalmente con alguien porque es diferente o porque no estamos de acuerdo con sus opiniones simplemente cierra las puertas de la cooperación que podría llevar a nuevos entendimientos y culminar en un gran avance. En cuanto tachamos a la otra persona de «imposible», estamos engañando a todo el mundo, especialmente a nosotros mismos. Excluir lo difícil nunca es una solución, porque impide la comprensión verdadera de los desafíos que hay que afrontar, y simplemente prolonga la discordia.
La manera inteligente de enfocar el antagonismo es, primero, delimitar un terreno neutral y, luego, confluir en él. Puede que resulte difícil hacerlo, pero si perseveramos, merecerá totalmente la pena, y puede traer consigo beneficios inesperados.
No importa lo intolerable que pueda ser la situación, nada es imposible una vez que todas las partes están genuinamente dispuestas a dar una oportunidad a la paz. Las dificultades en la comunicación siempre se pueden superar si existe un deseo sincero de conseguir la armonía.
Puede que lleve su tiempo restaurar el equilibrio, pero confiar en que eso es posible y esforzarse por conseguir ese objetivo hará que la unión entre nosotros sea más profunda y más fuerte. Si se pueden exteriorizar las diferencias en una atmósfera de respeto, en la que cada individuo tenga mucho espacio para expresar sus pensamientos y sus quejas sin miedo a que lo juzguen o a que se tomen represalias, la situación mejorará para todos.
No tomarnos a nosotros mismos o a nuestras opiniones tan en serio contribuirá a disipar la dureza de nuestro modo de pensar y, al mismo tiempo, creará más espacio para la confianza. Un poco de sentido del humor también ayuda, porque aligera la pesadez de un ambiente, creada por el escepticismo y la inhibición.
Una de las manifestaciones más extrañas de El Antagonismo surge cuando elementos que armonizan entre sí de manera natural se han enemistado de alguna forma. Ya se deba este distanciamiento a un malentendido o a fuerzas externas más allá de tu control, evita la tentación de intentar forzar una reunión feliz. Lo mejor que se puede hacer es confiar en la naturaleza de la sabiduría, sabiendo que lo que realmente debe estar junto se reunirá a su debido tiempo. A veces, las épocas de antagonismo traen consigo oportunidades inesperadas para descubrir nuevas armonías.
Si estás en una situación en la que alguien está reteniendo información o energía, o está siendo agresivo, no derroches tu propia energía en un enfrentamiento que sólo servirá para empeorar las cosas. Tómate tu tiempo para considerar cuál es la causa de tu decepción y en qué deseos para el futuro te has involucrado, y luego relájate. Soltar algo significa volver a un espacio de neutralidad dentro de ti, estando dispuesto a ver lo que es posible sin tener expectativas de resultados específicos.
Iluminación
Lo mejor de nuestra vida siempre es Ahora, es esa línea de salida en la cual, arrancar el motor de nuestras ilusiones, dar aliento a nuestras cenizas para encender el mejor de los fuegos: ese que alumbrará nuestro camino.
La libertad
La verdadera libertad comienza cuando empezamos a comprender quiénes somos y de lo que somos capaces. Es la independencia, ese ansiado trofeo, la que se obtiene cuando uno se desata, se deshace de sus cuerdas y mira hacia adelante sin necesitar a alguien o algo que controlar o que le lleve de la mano.
La liberación
El arte de desarrollar autodisciplina y paciencia se parece a otros muchos procesos de aprendizaje en los que nuestro progreso dependerá de la práctica. Se trata de un arte del que sólo nosotros seremos los responsables, pues somos quienes nos dirigimos hacia la liberación. Comprometernos con nuestro camino y nuestra sabiduría intuitiva creará el espacio en que se desarrollará la disciplina. Cuando observemos los beneficios sutiles de este compromiso, nos tornaremos más disciplinados y reservaremos cierto tiempo a nuestra práctica con amor, respeto y paciencia por nuestros logros.
Aceptar la vida
Aceptar la vida es hacer frente a sus retos, es enfrentar los conflictos, es resolverlos por mucho que cueste. Bloquearnos frente a un conflicto es rechazar la vida como es, es privarnos de la fuente de la abundancia y de la fuerza.
Evolución
La transformación es evolución. Del mismo modo, la evolución es transformación. Todo lo creado se transforma. Todo lo creado evoluciona. El ser humano, como parte de la creación se transforma y evoluciona también. Cada uno de nosotros sigue su propia espiral evolutiva, del mismo modo que la humanidad global avanza dentro de su particular espiral evolutiva.
Hojas de Otoño
En cada nueva apertura, cuando vivimos una pequeña prueba, sucede que aquellos patrones de pensamiento que ya han quedado caducos, curiosamente se desprenden sin esfuerzo, tal y como lo hacen las hojas del otoño ante una brisa cualquiera. Pronto nos damos cuenta de que son escalones de un proceso de renovación en el que todavía no se sabe como será lo nuevo, aunque sí se reconoce, honra y agradece lo que de nosotros se aleja.
El encanto de vivir
No es a través de agregar cada vez más estímulos, ruidos o cosas novedosas y espectaculares que recuperaremos el encanto de vivir. Los seres humanos tenemos una profunda necesidad de sentir, de arrobarnos, de conectarnos y sintonizarnos con el otro y con la vida en general, sin embargo parece que el rumbo de la cultura urbana toma el camino que le conduce justamente a alejarse de esa capacidad. El estilo de vida sobreactiva, sobreexigente, sobrerracionalizada, sobrecargada, en que todo está planificado, en que los pensamientos circulan en nuestra cabeza a mil por hora, en que estamos desarrollando una actividad, pensando en la siguiente, no permite abrir esa brecha, ese espacio de presencia, de atención y asombro por lo que está siendo la vida en ese momento. Esta actitud ha ido anestesiando nuestros sentidos, nuestra capacidad de oler, palpar, degustar, ver, oír que son las antenas que el proceso evolutivo nos ha regalado para conectarnos al mundo y que constituyen fuentes importantes de alegría y placer. Podríamos preguntarnos cuándo fue la última vez que nos sentimos arrobados por el momento, por una conversación, por una lectura, por la música, por nuestro trabajo, por el acto de comer, por un contacto amoroso, por una idea; cuándo fue la última vez en que pudimos estar tan conectados con el momento, que estuvimos tan allí, que ese instante fue único, pleno, total. Parece que el ritmo de vida que nuestro modelo propone va en un sentido opuesto, todo muy rápido, muy descomprometido para poder pasar de una cosa a otra, actitudes light, en que huimos de las experiencias que nos regala el momento, sobrevolando la vida, buscando en estímulos cada vez más enajenantes el volver a sentirnos vivos. Y no se trata de esto, no es a través de agregar cada vez más estímulos, ruidos o cosas novedosas y espectaculares que recuperaremos el encanto de vivir. Curiosamente, no es más y más, sino menos y menos. Menos cosas, menos actividades, menos necesidades, menos consumo. Lo que necesitamos es más bien cambiar la mirada, la actitud; trabajar la atención, la presencia, para descubrir lo único de cada momento. No existe una circunstancia igual a la otra, puesto que nosotros, y por tanto la vida, nunca somos los mismos. Si vivimos despiertos, no nos repetimos, siempre habrá un viso distinto, una tonalidad, una idea, un sentir, una relación, aun cuando desde lo objetivo todo parezca igual. La rutina, a la cual tanto tememos, y que tanto nos desencanta no tiene que ver con las actividades mismas, sino con la actitud ausente y robótica de vivirnos la vida, haciendo las cosas, pero sin conectarnos con ella, sin tomarle el sabor, el pulso y lo único de cada momento, así no es raro que todo nos parezca aburrido, repetido y desencantado. ¿Cuándo fue la última vez que realmente le tomamos el gusto a una lechuga? Si nuestras antenas se sintonizaran y nuestros sentidos estuvieran despiertos, si nuestra actitud mental fuera la presencia, nos daríamos cuenta que la posibilidad de sorprenderse, encantarse, emocionarse, de ver más allá de la forma exterior está siempre presente y que el movimiento es opuesto al que hacemos: en vez de aumentar el ruido, disminuirlo para comenzar a escuchar, en vez de llenarnos de actividades, bajarlas para darle calidad y atención a lo que hacemos, en vez de muchos contactos superficiales, darnos el tiempo de comunicarnos, escuchar, entregarnos a otro.
No Temamos
No temamos el caos, pues es la matriz del cambio. No temamos el mal, ni la sombra pues son reveladores de la luz. No temamos la noche, pues sin ella no podríamos reconocer los infinitos soles que la habitan.
2017
La diferencia entre “reaccionar” o “accionar”
Conforme el ser humano desarrolla la consciencia y se percata de todos los procesos que su mente expresa durante el día, está en condiciones de evitar la “reacción” automática y ejercer la “acción” voluntaria y consciente.
La diferencia entre “reaccionar” o “accionar” está en que, mientras reaccionar depende de un agente exterior que provoca una respuesta emocional irrenunciable y ajena, el accionar, por el contrario, actúa desde la independencia y la consciencia, auto-generándose en coherencia con los valores de nuestra vida. Tal vez, la famosa frase de evangelio “Cuando se os ofendiere poned la otra mejilla”, tenga que ver con la capacidad de no responder de manera reactiva al supuesto agresor, es decir, ejercer la capacidad de aplazar y a la vez, mantener el control para optar por la acción más adecuada.
Si no elegimos cómo actuar, serán las circunstancias y la pasión las que elegirán por uno. Este principio señala que, conforme el ser humano incrementa su nivel de consciencia, desarrolla asimismo la capacidad de imaginar su vida y, en consecuencia, reinventarse a sí mismo y renovar la existencia. Si en este mismo momento, alguien nos pregunta qué es lo que queremos de la vida, tal vez nos sorprenderíamos de la cantidad de titubeos y generalizaciones que nuestra mente haría. Es muy posible que nos dé miedo concretar lo que queremos de la vida y, tal vez, la causa de esa resistencia esté en el hecho de vivir en “la caja” que nuestros hábitos mentales conforman.
La mente, al igual que un barco, necesita objetivos y metas para navegar. Si no nos decidimos a imaginar y crear ese guión para nuestra vida, serán las olas las que guiarán nuestra nave al hilo de vientos y tormentas. Para navegar la vida, convendrá que pongamos rumbo y dirección. A tal fin, imaginemos cómo sería un día completo de nuestra vida, una vez pasados cinco años. Imaginemos todo lo que seamos capaces de crear con nuestra mente ilimitada. No nos dejemos sabotear por nuestras creencias limitadoras y pongamos el listón bien alto. Escriba el guión de ese día... desde que se despierta, imagine todo lo que hace durante esas 24 horas de su vida futura.
Construya su sueño minuciosamente y con todos los detalles de que sea capaz, dónde vive, cómo es su casa, con quién vive, qué decide hacer al levantarse, qué piensa, de qué habla, con quién se encuentra, en qué trabaja, qué es lo que más le importa de la vida, qué cualidad ha desarrollado en mayor medida, qué información selecciona, cómo cuida su cuerpo, cómo se alimenta, qué amigos tiene, cómo cultiva su interior, qué tipo de lectura maneja, cómo es su trabajo y con quién trabaja, qué le importa, qué aficiones tiene, cuánto dinero gana, cuál es su mayor éxito, cómo se gratifica, a quién ama, cómo abraza y expresa sus sentimientos, cómo es su sexualidad, a quién beneficia, en qué es usted más útil, qué proyectos tiene, cuál es su concepción espiritual de la vida, cuál es su contribución a la sociedad, qué desarrollo ha alcanzado en su mente, qué grado de consciencia expresa, qué pasa en sus sueños mientras duerme...
Un proceso creador que, al igual que un guión biográfico, conviene realizar por escrito, liberándose de los sabotajes limitadores que la mente racional tienda a elaborar. Un programa por el que permitirse todas las utopías que inteligentemente se puedan conformar en la trama de ese futuro día. Si al finalizar, lo enseña usted a un amigo y éste le dice que está usted loco, eso significará que su ejercicio ha valido la pena. Pasado el tiempo, sentirá que un día, hace unos años, usted hizo Magia.
Has de decidir si quieres actuar o reaccionar. Si no resuelves cómo jugarás en la vida, ella siempre lo hará contigo.
Vivir desde el nivel observador
La vida, mientras imparte lecciones, a veces perturba nuestro control y altera nuestra calma. Son momentos en los que no percibimos nada claro y todo nuestro mundo se muestra confuso y pleno de aspereza. A menudo, “las vemos venir”, otras veces, sin embargo, es un imprevisto el que nos “entrena” mientras altera el ritmo normal de las cosas. Se trata de algo que nos frustra, que absorbe nuestra atención y que nos sume en negatividad y niebla. Y mientras tanto, en el fondo de uno mismo, se sabe que de ese infierno que temporalmente padecemos, nadie tiene la culpa, que somos nosotros, la propia Vida que está misteriosamente en marcha. Son momentos en los que tan sólo queda seguir adelante, pasar el episodio “de puntillas” y seguir avanzando por el filo de la navaja. Sabemos que dentro de unas horas, como máximo mañana, todo será diferente y las aguas, por turbias que estén, se volverán claras.
Hay personas que piensan que los demás deben tener mucha estrella porque parece que nunca les pasa lo que a ellas les crispa y aprieta. Piensan que los otros tienen más fortuna, más dinero, más amor, más talentos y más belleza. Sin embargo, en ese momento, ignoran que a lo largo de una vida, y haciendo un balance interno de luces y sombras, las cosas no están tan desequilibradas, ni para unas personas, ni para otras. Las apariencias engañan. Lo importante de la vida, es vivir desde el nivel observador que atestigua el discurrir del río, mientras sentimos el sabio fluir de las pequeñas cosas bien hechas.
Cuando veamos que en nuestra vida ha llegado una nueva tormenta, tengamos cuidado con las quejas que, además de estériles, debilitan al que las nombra. Su llegada, en alguna dimensión del aprendizaje, no es casual. Tras la agitación, los antiguos hábitos se cuestionan y se abren nuevas puertas. La oportunidad de cambio, a veces, cobra peaje de perturbación y crisis, aunque, sabemos en lo más profundo, que mañana volverán las aguas a estar claras. El dolor ya pasado no habrá sido estéril, la vida no es una vulgar rueda. El tiempo se dirige a alguna parte.
Cada instante, el Universo se expande más velozmente, incluso hacia dentro, hacia esa profundidad liberadora. Cada problema vivido templa, madura y des-implica al observador de aquello que observa. Tras la nueva transparencia de las aguas calmas, uno ya no es el mismo, algo se ha transmutado. Se sabe que vendrán otros rostros y que se abrirán otras puertas. Un paso más en las nuevas avenidas hacia la esencia. Después de una crisis en la que tenemos el alma en llagas, se mira a los demás de otra forma. Leemos los corazones ajenos sin que nadie se de cuenta. Es entonces cuando comprobamos que somos capaces de percibir sus más íntimos temores, sus anhelos y los pliegues de sus entrañas.
Reconocemos el dolor y la contracción sutil en cualquier cara. Sentimos pronto piedad inspirada en el que llora. Y ante este panorama que señala humanidad y delata el peso que cada uno lleva a sus espaldas, brota una compasión que torna a la vida generosa y cálida. Hemos liberado al sentimiento. ¡Ya somos diferentes!
EL Antagonismo
EL Antagonismo puede ser una profunda experiencia de aprendizaje cuando nos lleva a comprender que las diferencias no tienen que producir rupturas. En realidad, todas las fuerzas aparentemente opuestas resaltan las cualidades únicas, los puntos fuertes así como los débiles de cada uno. Generalmente, definimos la tristeza como lo opuesto a la alegría, la oscuridad como lo opuesto a la luz, la muerte como lo opuesto a la vida. Pero desde una perspectiva más amplia, estas cualidades son los dos lados de una misma moneda, aspectos duales de la totalidad. De hecho, se sirven la una a la otra, dando variedad a la vida y creando una belleza que sobrepasa con mucho las limitaciones impuestas por los modos de pensar rígidos.
Se dice que todo tiene su momento y su espacio, todo propósito y toda persona viviente. Todo lo que es, desempeña un papel integral en el conjunto general de la existencia. Cada ser, cada hoja de hierba, cada montaña o estrella es individual, único e independiente, y, no obstante, de alguna manera está misteriosamente interrelacionado con todo lo demás. Tan sólo la mente humana crea la ilusión de la separación y el antagonismo.
Cuando nos encontramos en una disposición mental contraria a las opiniones de otra persona, ambas partes necesitan dar marcha atrás y observar la discusión desde una cierta distancia para tener una perspectiva más amplia. Esto entibia el acaloramiento de las actitudes defensivas y crea espacio suficiente para que cada persona empiece a comprender el punto de vista de la otra.
Darse cabezazos no sólo es agotador... produce todo tipo de dolores de cabeza y complicaciones innecesarias. Cortar totalmente con alguien porque es diferente o porque no estamos de acuerdo con sus opiniones simplemente cierra las puertas de la cooperación que podría llevar a nuevos entendimientos y culminar en un gran avance. En cuanto tachamos a la otra persona de «imposible», estamos engañando a todo el mundo, especialmente a nosotros mismos. Excluir lo difícil nunca es una solución, porque impide la comprensión verdadera de los desafíos que hay que afrontar, y simplemente prolonga la discordia.
La manera inteligente de enfocar el antagonismo es, primero, delimitar un terreno neutral y, luego, confluir en él. Puede que resulte difícil hacerlo, pero si perseveramos, merecerá totalmente la pena, y puede traer consigo beneficios inesperados.
No importa lo intolerable que pueda ser la situación, nada es imposible una vez que todas las partes están genuinamente dispuestas a dar una oportunidad a la paz. Las dificultades en la comunicación siempre se pueden superar si existe un deseo sincero de conseguir la armonía.
Puede que lleve su tiempo restaurar el equilibrio, pero confiar en que eso es posible y esforzarse por conseguir ese objetivo hará que la unión entre nosotros sea más profunda y más fuerte. Si se pueden exteriorizar las diferencias en una atmósfera de respeto, en la que cada individuo tenga mucho espacio para expresar sus pensamientos y sus quejas sin miedo a que lo juzguen o a que se tomen represalias, la situación mejorará para todos.
No tomarnos a nosotros mismos o a nuestras opiniones tan en serio contribuirá a disipar la dureza de nuestro modo de pensar y, al mismo tiempo, creará más espacio para la confianza. Un poco de sentido del humor también ayuda, porque aligera la pesadez de un ambiente, creada por el escepticismo y la inhibición.
Una de las manifestaciones más extrañas de El Antagonismo surge cuando elementos que armonizan entre sí de manera natural se han enemistado de alguna forma. Ya se deba este distanciamiento a un malentendido o a fuerzas externas más allá de tu control, evita la tentación de intentar forzar una reunión feliz. Lo mejor que se puede hacer es confiar en la naturaleza de la sabiduría, sabiendo que lo que realmente debe estar junto se reunirá a su debido tiempo. A veces, las épocas de antagonismo traen consigo oportunidades inesperadas para descubrir nuevas armonías.
Si estás en una situación en la que alguien está reteniendo información o energía, o está siendo agresivo, no derroches tu propia energía en un enfrentamiento que sólo servirá para empeorar las cosas. Tómate tu tiempo para considerar cuál es la causa de tu decepción y en qué deseos para el futuro te has involucrado, y luego relájate. Soltar algo significa volver a un espacio de neutralidad dentro de ti, estando dispuesto a ver lo que es posible sin tener expectativas de resultados específicos.
Iluminación
Lo mejor de nuestra vida siempre es Ahora, es esa línea de salida en la cual, arrancar el motor de nuestras ilusiones, dar aliento a nuestras cenizas para encender el mejor de los fuegos: ese que alumbrará nuestro camino.
La liberacion
El arte de desarrollar autodisciplina y paciencia se parece a otros muchos procesos de aprendizaje en los que nuestro progreso dependerá de la práctica. Se trata de un arte del que sólo nosotros seremos los responsables, pues somos quienes nos dirigimos hacia la liberación. Comprometernos con nuestro camino y nuestra sabiduría intuitiva creará el espacio en que se desarrollará la disciplina. Cuando observemos los beneficios sutiles de este compromiso, nos tornaremos más disciplinados y reservaremos cierto tiempo a nuestra práctica con amor, respeto y paciencia por nuestros logros.
Aceptar la vida
Aceptar la vida es hacer frente a sus retos, es enfrentar los conflictos, es resolverlos por mucho que cueste. Bloquearnos frente a un conflicto es rechazar la vida como es, es privarnos de la fuente de la abundancia y de la fuerza.
Evolución
La transformación es evolución. Del mismo modo, la evolución es transformación. Todo lo creado se transforma. Todo lo creado evoluciona. El ser humano, como parte de la creación se transforma y evoluciona también. Cada uno de nosotros sigue su propia espiral evolutiva, del mismo modo que la humanidad global avanza dentro de su particular espiral evolutiva.
Hojas de Otoño
En cada nueva apertura, cuando vivimos una pequeña prueba, sucede que aquellos patrones de pensamiento que ya han quedado caducos, curiosamente se desprenden sin esfuerzo, tal y como lo hacen las hojas del otoño ante una brisa cualquiera. Pronto nos damos cuenta de que son escalones de un proceso de renovación en el que todavía no se sabe como será lo nuevo, aunque sí se reconoce, honra y agradece lo que de nosotros se aleja.
El encanto de vivir
No es a través de agregar cada vez más estímulos, ruidos o cosas novedosas y espectaculares que recuperaremos el encanto de vivir. Los seres humanos tenemos una profunda necesidad de sentir, de arrobarnos, de conectarnos y sintonizarnos con el otro y con la vida en general, sin embargo parece que el rumbo de la cultura urbana toma el camino que le conduce justamente a alejarse de esa capacidad. El estilo de vida sobreactiva, sobreexigente, sobrerracionalizada, sobrecargada, en que todo está planificado, en que los pensamientos circulan en nuestra cabeza a mil por hora, en que estamos desarrollando una actividad, pensando en la siguiente, no permite abrir esa brecha, ese espacio de presencia, de atención y asombro por lo que está siendo la vida en ese momento. Esta actitud ha ido anestesiando nuestros sentidos, nuestra capacidad de oler, palpar, degustar, ver, oír que son las antenas que el proceso evolutivo nos ha regalado para conectarnos al mundo y que constituyen fuentes importantes de alegría y placer. Podríamos preguntarnos cuándo fue la última vez que nos sentimos arrobados por el momento, por una conversación, por una lectura, por la música, por nuestro trabajo, por el acto de comer, por un contacto amoroso, por una idea; cuándo fue la última vez en que pudimos estar tan conectados con el momento, que estuvimos tan allí, que ese instante fue único, pleno, total. Parece que el ritmo de vida que nuestro modelo propone va en un sentido opuesto, todo muy rápido, muy descomprometido para poder pasar de una cosa a otra, actitudes light, en que huimos de las experiencias que nos regala el momento, sobrevolando la vida, buscando en estímulos cada vez más enajenantes el volver a sentirnos vivos. Y no se trata de esto, no es a través de agregar cada vez más estímulos, ruidos o cosas novedosas y espectaculares que recuperaremos el encanto de vivir. Curiosamente, no es más y más, sino menos y menos. Menos cosas, menos actividades, menos necesidades, menos consumo. Lo que necesitamos es más bien cambiar la mirada, la actitud; trabajar la atención, la presencia, para descubrir lo único de cada momento. No existe una circunstancia igual a la otra, puesto que nosotros, y por tanto la vida, nunca somos los mismos. Si vivimos despiertos, no nos repetimos, siempre habrá un viso distinto, una tonalidad, una idea, un sentir, una relación, aun cuando desde lo objetivo todo parezca igual. La rutina, a la cual tanto tememos, y que tanto nos desencanta no tiene que ver con las actividades mismas, sino con la actitud ausente y robótica de vivirnos la vida, haciendo las cosas, pero sin conectarnos con ella, sin tomarle el sabor, el pulso y lo único de cada momento, así no es raro que todo nos parezca aburrido, repetido y desencantado. ¿Cuándo fue la última vez que realmente le tomamos el gusto a una lechuga? Si nuestras antenas se sintonizaran y nuestros sentidos estuvieran despiertos, si nuestra actitud mental fuera la presencia, nos daríamos cuenta que la posibilidad de sorprenderse, encantarse, emocionarse, de ver más allá de la forma exterior está siempre presente y que el movimiento es opuesto al que hacemos: en vez de aumentar el ruido, disminuirlo para comenzar a escuchar, en vez de llenarnos de actividades, bajarlas para darle calidad y atención a lo que hacemos, en vez de muchos contactos superficiales, darnos el tiempo de comunicarnos, escuchar, entregarnos a otro.
2016
La insatisfacción
La insatisfacción es una potente energía que nos moviliza. Comenzamos a sentir la tensión entre lo que demanda un anhelo interior y lo que estamos viviendo cotidianamente. Nos ayuda a darnos cuenta de unos aparentes límites pero también nos permite ver nuestra posibilidad de crecimiento. Si estamos sintiendo insatisfacción es un excelente momento para hacer una profunda reflexión personal, permitirnos momentos de quietud y de sosegada escucha, plantearnos preguntas profundas e imaginar.
Fluir
Fluir significa sujetar delicadamente al ego, con sus miedos y deseos, y abrirse a la sintonía de un yo global más sabio que propicia aquella victoria en la que todos ganan. Fluir significa apostar por la Confianza, con mayúsculas, en un principio de orden superior, a través del cual se mueven las fichas de la vida de manera sabia y misteriosa. Un flujo que avanza sin el miedo que propicia el no control de un agobiado ego que vive agarrado a la falsa seguridad de la tensión y la ansiedad anticipatoria.
El acto de Fluir
El acto de fluir refleja ese suave resbalar de las aguas del río por el cauce hacia el mar.
Fluir habla de observar cómo sucede el devenir sin despistarse.
Fluir habla de comprobar cómo, sin forzar la propia intervención en el desenlace de los acontecimientos, las cosas encajan por sí solas en una dirección insospechadamente óptima.
Todo se puede alcanzar
Las Constelaciones Familiares son una de las herramienta de cambio de conciencia. No se trata de algo mágico, sino de un método para iniciar un cambio de visión sobre nosotros mismos y sobre nuestra vida. Una de las más ricas para llegar a ese lugar en el que somos Uno y en el que nos expresamos más allá de lo que nuestros sentidos ordinarios pueden ver y escuchar: el plano del alma. Porque allí, con la gracia del espíritu, todo es posible. Todo se puede alcanzar.
Propósito
Se requiere una honestidad y una introspección absolutas para discernir cuándo nos estamos dejando llevar emocionalmente por nuestras propias necesidades, y cuándo estamos oyendo la voz sincera de nuestra guía interior. Lo primero exige una gran cantidad de entusiasmo para estimular la valentía. Lo segundo, todo parece encajar como las piezas de un puzzle, revelando una imagen mayor y más verdadera. La mejor manera de saber que estamos siguiendo a nuestra verdad, es constatar si lo que estamos haciendo aporta a una profunda sensación de sentido y propósito a nuestra vida.
Perdonarnos
Perdonarnos a nosotros mismos nos sirve como un medio constante para experimentar la verdad más profunda de qué y quienes somos. Es la manera de comprender que nuestra naturaleza más esencial es el amor, y de recordar esta verdad inalterable.
Aceptar nuestras sombras
Conforme evolucionamos, terminamos por aceptar nuestra sombra y darnos cuenta de que tenemos que vivir con nuestros errores, nuestras limitaciones y aspectos que nos perturban. Son momentos en los que se suprime el juicio condenatorio porque uno ya se ha vivido desde casi todas las posiciones, con lo cual, relativiza las posibles culpas y condenas que su mente proyecta. Se trata de un paso evolutivo en el que ya no dedicamos atención a formas de aversión ni a juicios críticos al otro, sino que la energía se reorienta hacia las soluciones que la convivencia demanda.
El gran juego
Cuantas más opciones tenga nuestra mente, más capacidad tendrá de vivirse en creación continua, participando en cada momento, al sentir que uno lo elige y diseña. Si optamos por confiar en el Gran Juego, en donde nada es casual y todo lo que sucede señala aprendizaje y experiencia, cada instante ofrecerá las claves para la Gran Aventura de la Consciencia.
Paso evolutivo
Conforme evolucionamos, terminamos por aceptar nuestra sombra y darnos cuenta de que tenemos que vivir con nuestros errores, nuestras limitaciones y aspectos que nos perturban. Son momentos en los que se suprime el juicio condenatorio porque uno ya se ha vivido desde casi todas las posiciones, con lo cual, relativiza las posibles culpas y condenas que su mente proyecta. Se trata de un paso evolutivo en el que ya no dedicamos atención a formas de aversión ni a juicios críticos al otro, sino que la energía se reorienta hacia las soluciones que la convivencia demanda.
La Tolerancia
La tolerancia es la capacidad de conceder la misma importancia a la forma de ser, de pensar y de vivir de los demás que a nuestra propia manera de ser, de pensar y de vivir. Si comprendemos que nuestras creencias y costumbres no son ni mejores ni peores que las de otras personas, sino simplemente distintas, estaremos respetando a los demás. No es preciso compartir una opinión para ser capaz de considerarla tan válida como cualquier otra. Lo que hace falta es tratar de ponerse en el lugar de los demás. Desde cada perspectiva, las cosas se perciben de una manera distinta.
Es un reto al que nos vemos abocados continuamente, en nuestras relaciones laborales, familiares y de pareja. Aceptar las diferencias del otro, tolerarlas, es respetar la necesidad de autonomía de cada uno. Se suele creer que una relación personal o de pareja tienen garantizada su unión en el tiempo cuando compartimos los mismos gustos, cuando los criterios políticos, religiosos y filosóficos parecen calcados, esto tal vez funcione, pero la base mas sólida no es la coincidencia, sino la aceptación de las diferencias: es la oportunidad de enriquecernos cuando se rompe la visión estrecha de la propia perspectiva..
En nuestra vida,
Aún cuando un episodio resulte en una caída fuerte o una quemadura seria, siempre hay otro episodio esperándonos, y luego otro. Siempre hay más oportunidades de hacerlo bien, de labrar nuestra vida del modo en que merecemos tenerla. No pierdas tu tiempo odiando un fracaso. El fracaso es mejor maestro que el éxito. Escucha, aprende, sigue adelante.
2015
La Conciencia
La conciencia tiene la tarea de vigilar que exista armonía en las tres necesidades elementales de todo ser humano: la vinculación o pertenencia al sistema familiar, la nivelación entre el dar y el recibir, y la necesidad de mantener el orden natural de la vida y del amor. Si se conserva un equilibrio en todas tres, podemos conseguir buenas relaciones.
Gracias
Cuando pronunciamos la palabra «GRACIAS», es como si hiciéramos brotar en nuestra alma un manantial de luz, de paz y de gozo. Y este manantial inunda todas nuestras células. Poco a poco, sentímos que algo en nosotros se vivifica, se fortalece, se ilumina. De esta manera, el día en que tengamos que vivir grandes pruebas, no sólo no nos derrumbaremos, sino que seremos capaces de seguir dando GRACIAS. No lo olvidemos: la capacidad de dar GRACIAS en las pruebas nos ayuda a superarlas.
La Felicidad
La felicidad es ese sentimiento incondicional en el que tú amas porque te da la gana, porque sí, porque llueve, porque hace sol; en cualquier caso sin ninguna condición. La felicidad sólo puede partir de ti. No es exterior, no depende de tu economía.
La felicidad no depende del conocimiento. El conocimiento sin corazón es totalmente destructivo, no depende de ningún reconocimiento exterior. De repente adquieres un cáncer y descubres ese estado interior desde el cuál también puedes ser feliz. La felicidad es una construcción interior, parte de un paraíso interno. El Paraíso no es ajeno, tú lo pintas y entras después en él. Tú lo creas y lo recreas.
En la felicidad no hay un Dios exterior. Tú eres a imagen y semejanza de ese Creador que habla en tu palabra, mira en tu mirada y ama con tu amor. ¿Podríamos entonces vislumbrar nuestro camino hacia la felicidad? Sí. Ese camino es un camino de retorno. Es un camino de conciencia. Es un camino que libera. No está hecho de dependencias….
¿Dónde comienza la Paz?
Allí donde se ha extinguido el deseo de aniquilar al otro, donde no importan las justificaciones, y donde el individuo admite que las personas no son mejores ni peores. Cada una a su manera, todas ellas están implicadas y, por lo tanto, tan comprometidas como nosotros. En este sentido todos somos iguales. Si reconocemos y aceptamos esto, si reconocemos que a causa de nuestra conciencia no somos libres, podremos acercarnos sin soberbia. Respetando los límites establecidos, podremos mirar más allá de nuestra habitual tranquilidad de conciencia, podremos ir más allá y encontrarnos en algo mayor. Allí comienza la Paz.
Bert Hellinger
No hay derrotas
No hay derrotas, hay tan sólo experiencias que señalan el camino que se nos invita a recorrer con sus luces y sus sombras. El gran objetivo es devenir lo suficientemente lúcidos como para aprender de los errores mientras recorremos la existencia. No hay culpas ni castigos, sino una totalizadora u holística interacción del Universo entre las redes que tejen el destino de cada persona.
Cuando alguien siente frustración porque no le es concedido un trabajo al que opta, puede tener la tentación de “tirar la toalla” y olvidar que nada es casual.
El que cree en sí mismo sabe que hay un lugar en el mundo para él, sabe que la vida le depara un proceso que, más largo o más corto, vivenciará con todas las sinuosidades emocionales que conlleva.
Caos u oportunidad…
Lo que podría parecer caos y confusión dentro de nosotros ahora mismo es, en realidad, una sacudida muy necesaria. Está quedando claro que ciertos aspectos de la vida a los que nos habíamos acostumbrado están siendo sacudidos dramáticamente. No importa que pensemos que estamos preparados para ello o no, lo que ha sido superado ya está desprendiéndose. Lo mismo que la semilla más pequeña requiere una energía tremenda para cascarse y abrirse, una vez que lo hace deja atrás la cáscara. Entonces, enfrentándose a innumerables retos, emerge de la oscu
ridad a la luz. Esto sucede en el momento oportuno. En retrospectiva, veremos esto como un nacimiento que, no sólo fortaleció nuestra habilidad para «adaptarnos a los golpes», sino que aumentó nuestra capacidad para sobrellevar las transiciones difíciles. Entretanto, tenemos todo el derecho a sentirnos vulnerable y vacilante, ¡pero no dejemos que eso nos pare!
¿Qué significa decir Sí?
Significa rendirse y asentir a todo lo que la vida crea, entregarse absolutamente a todas sus formas, sin ninguna oposición. Esto es el reto y la gran audacia del desarrollo espiritual.
Muchas tradiciones espirituales coinciden en este punto, en el Sí, en una entrega a la vida tal como es, con todas sus formas, tanto si son bonitas como si son feas, tanto agradables como desagradables, tanto si traen vida como si traen muerte, dicha o quebranto.
El Sí verdadero siempre es ahora y viene del ser esencial más que del pequeño yo con su pequeños intereses y temores. Ciertas formas de psicoterapia, que además de encontrar soluciones para los problemas se inspiran en ciertas tradiciones filosóficas de sabiduría, investigan aquello que las personas no logran integrar en sus vidas para encaminarlo a la aceptación, al sí en definitiva, con la idea de que todo lo que la vida trae, sea lo que sea, incluido lo que parece envuelto en fatalidad, puede ser aprovechado al servicio de la vida y reconocer en ello el reflejo del espíritu del creador.
Testarudos de Alma. Carola Castillo
El despertar tiene que ver con lo que “el buscador” está dispuesto aguantar; hablamos en este sentido de la responsabilidad y las consecuencias dentro de cada acción que emprende. Este “abrir y cerrar de ojos dentro del alma” tiene que ver con los niveles de conciencia del propio buscador y el que lo acompaña a indagar.
Ningún individuo vive o aprende con la experiencia de otros. Podríamos escuchar, asesorarnos, pero cuando alguien le toca vivir algo en específico el destino lo aguarda en cualquier puerta. A nadie debemos quitarle la oportunidad de crecer y vivir. Por más extraño que parezca somos pocos los que celebramos las crisis y los momentos duros de cada ser humano. ¿Es acaso esta celebración algo malo cuando estamos seguros que cada quien tiene un camino de aprendizajes y ya está próximo a revelarse? ¿Qué es entonces la vida sino la absoluta realidad de que algún día podamos saborear los logros a punta de confianza y amor?
Sin embargo; cuando llegues al entendimiento de afrontar tu verdad; tendrás que ser reflexivo y darte cuenta que en el camino encontrarás personas que te amen, odien, juzguen, abandonen, los que aguarden en silencio, los que aparenten, los que no tienen ni la menor idea de tu existencia, y los que…. etc., etc.
Tomar conciencia y responsabilidad del camino será la mayor transformación para la personalidad del “ego”. Cada persona que confrontamos a diario es una revelación de nuestra propia identidad que con el tiempo vamos escondiendo por temor a reconocernos en esos espejos que son tan difíciles de mirar cuando nos negamos quiénes somos en realidad.
Intenta descubrirte en el ejercicio diario con todas las personas a quien por cualquier motivo decides rechazar. La maravilla de encontrarse cuando en verdad nos proponemos a la gran tarea de saber quiénes somos radica en esta capacidad.
El valor agregado de estar ubicado en alma, cuerpo y mente se debe a la fuerza interna de vivir en humildad sin llegar a comprender el significado de la palabra como tal. El que verdaderamente deja de mirarse en los otros y concluye amando a cada ser en su vasta inmensidad, sabe de iluminación y bondad, la palabra apego deja entonces de ser una carga en nuestro haber y la realidad se concibe tal y como es.
Nuestras heridas; tanto las pasadas como las actuales van moldeando la percepción del amor que lamentablemente vamos negándonos. Luego en el corto tiempo y espacio, arribamos con mucha queja y pesar a la ruina espiritual. Ancianos cascarrabias y amargados con nuestro propio ser estando al tanto que al final es muy difícil limpiar numerosos espejos pues de alguna forma se acaba la fuerza para ello. Seremos simplemente “uno” más en la interminable lista de los “testarudos de alma”.
Si decidieras emprender camino, comienza por hacer una lista de las personas que odias, amas, rechazas y juzgas.
Comprométete a ser honesto en la mirada y comienza a pulir el diamante de la visión que te lleva a Dios y su totalidad. En caso contrario bienvenido a la lista de los “porfiados de alma”.
El viaje…
El viaje que nos depara este tiempo de cambios interiores que están creando un nuevo mundo, ya no consiste en conquistar el cielo sino aterrizar con todas nuestras fuerzas y de una vez por todas. Vivir la tierra y todo lo que nos ofrece como la experiencia más divina conocida. Por eso me rebelo…, y siento, solo siento y vivo, recupero mi experiencia como la conquista más preciada en la ruta de ser uno con la vida. Y en este acto de rebelión voy siendo cada vez menos cosas de las que me fueron acorazando en la vida, con las que yo mismo creí protegerme. No tengo ni necesito ser algo para vivir pleno, es más, la tranquilidad llega a mi pecho cuando descubro que no tengo nada que hacer, que solo soy el que soy, sin títulos, ni apellidos, ni propósitos. Yo me rebelo…, siento y respiro…amo, honro y agradezco...
Deseo
Cuando uno reconoce que “necesita” una determinada satisfacción que le proporciona una cosa o la presencia de una persona, es consciente de su dependencia. Cuantas más opciones tenga nuestra mente para satisfacer sus necesidades y lograr sus metas, más poder y libertad experimenta. Aprender a aplazar el deseo y aprender asimismo a satisfacerlo oportunamente, supone ser libre de la presión, a veces obsesiva, con que éste trata de someternos.
¿Cuál es la cara oscura del deseo?, ¿frustración?, ¿apego?, ¿ansiedad? El hecho de satisfacer un deseo que consideramos irresistible y ante el que nos declaramos sin posibilidad de control, degrada nuestra vocación de libertad. Un gramo cura, gramo y medio mata. La medida justa de capricho y de homenaje que le damos al cuerpo y a la mente, es todo un arte que, en cada momento, varía de cuantía. El deseo puede ser un motor vital que dinamiza nuestra existencia, pero también una manera de perder el momento presente mediante anticipaciones y ansiosas expectativas
El deseo abarca un gran abanico en el espectro de nuestra motivación interna. Desde la compulsión hedonista hacia sensaciones placenteras, hasta el propio deseo de liberarse del deseo y ser libre de las consecuencias que éste tiene en la consciencia. Cuando el deseo es transmutado en un nivel superior se convierte en voluntad, una capacidad que marca el rumbo y conduce la vida.
Si uno satisface deseo tras deseo y se olvida paulatinamente de la sobriedad del alma, sentirá lo mismo que experimenta el que bebe agua de mar, que por más que beba y beba, nunca saciará su sed. Existe otro camino que se entrena en el aplazamiento del impulso y en la disciplina de una renuncia sana. Se trata de cultivar espacios de silencio y una permanente mirada interna. Ambos convierten el deseo en voluntad, elevando la energía del estómago apretado hacia el pecho y la cabeza. Cuando una persona desea algo fervientemente y trabaja su correspondiente desapego, logra convertir dicha “necesidad” en una “opción”, con lo que su deseo deja de ser exigencia. Los deseos de este tipo, rara vez perjudican a otras personas.
“El reino de los cielos está en nuestro interior”. Aprender a “pasar”, supone vaciarse de la visión ilusoria y darse cuenta de que la llamada realidad objetiva, no es más que una proyección de la propia mente soñadora. Y si uno muere a la ilusión del mundo, ¿a qué nacemos?, ¿qué queda? Tal vez queda el silencio consciente del uno mismo. Tal vez queda el Observador de los fenómenos que llamamos existencia manifestada. El Veedor que se sabe Totalidad y que ya saltó tras integrar lo de dentro y lo de fuera.
Solo el conocimiento
Sólo el conocimiento de la estructura psíquica del ser humano puede aclararnos la cuestión de la verdad. Esta estructura descansa sobre tres factores fundamentales: el intelecto, el corazón y la voluntad; con su intelecto piensa, con su corazón experimenta sentimientos, y la voluntad, estimulada por el intelecto y por el corazón, le impulsa a actuar... El intelecto tiene como ideal manifestar la sabiduría; el corazón, manifestar el amor; y la voluntad, que es la resultante de ambos, tiene como ideal manifestar la verdad. Esto significa que, en la medida en que sus pensamientos tiendan hacia la sabiduría, y los sentimientos de su corazón tiendan hacia el amor, estará en la verdad.
De la verdad se han dado toda clase de definiciones que no han hecho más que embrollar la cuestión. Es imposible definirla, porque no existe como tal. Sólo existen el amor y la sabiduría, y la unión del amor y de la sabiduría es la que da nacimiento a la verdad.
2014
Ley de Impermanencia
El Universo y nosotros con él, vivimos sometidos a la Ley de Impermanencia, un principio que nos recuerda que la energía no se destruye sino que se transforma. En virtud de tal principio, experimentamos la sensación de atravesar ciclos y momentos frontera en los que, de pronto, sabemos que estamos dejando atrás formas mentales viejas. Es un momento de la vida en el que se liberan viejos apegos, se disuelven relaciones que ya no apoyan el crecimiento y se ajustan maneras de emocionarse que ya no funcionan.
EL CUERPO DEL DOLOR
Cada dolor emocional que experimentamos deja detrás de sí un residuo de dolor que vive en nosotros. Se mezcla con el dolor del pasado, el cual ya está allí, y se instala en nuestra mente y en nuestro cuerpo. Esto, por supuesto, incluye el dolor que sufrimos en nuestra niñez, causado por la inconsciencia del mundo dentro del cual nacimos.
El dolor acumulado es un campo energético negativo que ocupa nuestro cuerpo y nuestra mente. Si lo pensamos como una entidad invisible con su propio derecho a existir, nos estamos acercando bastante a la realidad. Es el cuerpo del dolor emocional. Tiene dos formas de ser: dormido y activo. Un cuerpo-dolor puede permanecer dormido un 90% del tiempo. Sin embargo, en una persona profundamente infeliz, puede estar activo en un 100% del tiempo. Algunas personas viven casi enteramente a través de su cuerpo-dolor, mientras que otras tal vez lo experimenten solamente en ciertas situaciones, tales como en vínculos íntimos, o situaciones ligadas con pérdidas pasadas o abandonos, heridas físicas o emocionales, etc. Cualquier cosa puede dispararlo, particularmente si resuena con un patrón de dolor de nuestro pasado.
Una vez que el cuerpo-dolor nos ha conquistado, queremos más dolor. Nos convierte en una víctima o en un perpetrador. Quieres provocar dolor o quieres sufrir el dolor, o ambos. En realidad no hay mucha diferencia entre los dos. Tú no estás consciente de esto, por supuesto, y clamarás vehementemente que no deseas el dolor. Mira de cerca y encontrarás que tu pensamiento y tu actitud están diseñados para mantener el dolor, para ti y para otros. Si ESTUVIERAS verdaderamente consciente de ello, el patrón se disolvería, porque desear más dolor es locura, y nadie puede estar loco conscientemente.
El sometimiento
El sometimiento a menudo es percibido como que alguien quiere algo de mí y yo, en caso de concederlo, debo renunciar a mi dignidad. Pero aquí en definitiva se trata de que una persona asienta a su destino tal como es. Nuestro destino en gran medida es determinado también por nuestros padres. De nuestros padres tenemos lo que somos y también aquello que nos falta. Los padres nos abren un camino y también nos ponen un límite mediante ellos mismos y mediante su destino y su origen, lo que sea.
Si nosotros nos sometemos con amor en ese sentido, asintiendo al destino tal como es, con todas las consecuencias, entonces es una forma de sometimiento. Pero también puede decirse que es entrega. Esa es una palabra completamente diferente. De esa entrega proviene grandeza.
Relación Equilibrada
El magnetismo natural no se define por las apariencias; no necesita ser entre un hombre y una mujer, sino que puede ser compartido por cualquier par de personas. A menudo, desafía a lo racional y a lo práctico. Ya se trate de una amistad, una asociación o un matrimonio, ambos miembros deberían estar dispuestos a compartir abiertamente y a confiar en el carácter sagrado de la unión, no sea que simplemente se derrumbe bajo el peso de desencanto. Para seguir adelante, debe haber mucho apoyo mutuo y respeto y ausencia de posesividad. Una relación equilibrada no es una dependencia, sino un interdependencia. Debería experimentarse más como algo que está continuamente "sucediendo" que como algo estático y "seguro".
El Gozo
El gozo verdadero no tiene por causa nada visible o intangible. Es un gozo sin causa que nos da solamente la sensación de existir como alma y como espíritu. Así, en lugar de esperar poseer algo o a alguien para sentirnos alegres, alegrarnos de la simple existencia de los seres y de las cosas, porque en esta dicha que nos dan, ya tenemos la sensación de que nos pertenecen. Sólo lo que nos da gozo nos pertenece, mientras que lo que ya nos pertenece, no nos lo da necesariamente.
Todo lo que nos alegra, ya lo posemos verdaderamente, y mucho mejor que si fuéramos su propietario. ¡Qué gozo podemos sentir ante la belleza de la naturaleza, la salida del sol, el cielo estrellado! Y sin embargo, no son materialmente nuestros. Lo más importante no es la posesión, sino la facultad de regocijarnos.
No dejarse llevar por las emociones
No importa cuales sean las circunstancias que se han acumulado para contribuir a la presente situación, es de vital importancia no dejarse llevar por las emociones. El pánico se las arregla para generar más pánico, la confusión se las arregla para crear mas confusión, y todo ellos junto puede crear un vórtice que nos lance fuera del mismo centro en el que necesitamos estar presente para hacer frente a la situación actual.
El camino
El camino para recuperar la paz esencial es un camino que va de la periferia a lo Profundo. Sin duda, un espacio en el que la interiorización y el silencio revelan el Ser trascendente que somos. Eso que nunca ha nacido ni nunca morirá.
El universo se expande
Cada instante, el Universo se expande más velozmente, incluso hacia dentro, hacia esa profundidad liberadora. Cada problema vivido templa, madura y des-implica al observador de aquello que observa. Tras la nueva transparencia de las aguas calmas, uno ya no es el mismo, algo se ha transmutado. Se sabe que vendrán otros rostros y que se abrirán otras puertas. Un paso más en las nuevas avenidas hacia la esencia. Después de una crisis en la que tenemos el alma en llagas, se mira a los demás de otra forma. Leemos los corazones ajenos sin que nadie se de cuenta. Es entonces cuando comprobamos que somos capaces de percibir sus más íntimos temores, sus anhelos y los pliegues de sus entrañas.
Cuando hay juicios y condenas
Patricia May U.
Cuando hay juicios y condenas públicas, la opinión colectiva pone todo lo oscuro y negativo en las personas juzgadas, esta es una actitud riesgosa en el sentido que pone al "malo" afuera, por allá y no nos permite ver esas mismas dinámicas en nosotros mismos.
El obstáculo central, de esta actitud para quien intenta vivir una vida consciente, es que mientras más críticas y oscuridad vemos en los demás, mejor nos vemos a nosotros mismos y la auto idealización es uno de los obstáculos principales en un camino consciente.
El egoísmo, la codicia, la inconsciencia hacia los daños colaterales son dinámicas del ego muy propias de nuestro mundo, están en todas partes, permean la psiquis humana y solo si somos lo suficientemente lúcidos podremos ir des- cubriéndolas y neutralizando a nivel personal, social, colectivo. Se manifiestan en el mundo político, empresarial, académico, profesional, familiar, en el seno mismo de las religiones y obviamente en la mente de cada ser humano.
No nos pasemos la película que "ellos son los malos" , egoístas, abusadores... Porque estas son características que están en todos y solo si nos hacemos cargo del poder tienen en nosotros, cuanto nos dominan o condicionan, hasta qué punto están presentes en nuestras relaciones con las personas y los grupos es que podremos ir dejando de ser prisioneras de ellas.
No se mal entienda, obviamente la ley tiene que proceder y es un tremendo logro que estas prácticas salgan a luz y sean juzgadas, el llamado es a ser más activos aún, además del juicio, reconocer las dinámicas que están en el fondo de estos hechos y permean a la sociedad y a nosotros mismos para trabajar por un cambio profundo en los valores, acciones diarias y modo de pararse en el mundo.
Lo Maravilloso
Lo maravilloso es una necesidad del alma humana, y lo que se llama irreal, es una verdad completamente real, más real de lo que se tiene la costumbre de considerar como la realidad. ¡ Cuántas personas, si son sinceras, deben reconocer que los cuentos de hadas les sumergen, por un momento al menos, en una especie de encantamiento! ¿Por qué? Porque en ellos no sólo todo está vivo, sino también animado y dotado de palabra: las rocas, las flores, los árboles, los animales… Y las fuerzas de la naturaleza actúan a menudo no solamente con sabiduría sino también a veces con amor. Pero sobre todo, más allá de su ingenuidad aparente, lo que describen estos cuentos son realidades de nuestra vida interior. Cuando, en ciertas circunstancias muy particulares, lo sutil, lo irreal, lo mágico irrumpen en nuestra vida, nos sentimos como un árbol que, habiendo sido arrancado antaño de su tierra para ser trasplantado en un medio hostil, de repente volviese a encontrarse en su bosque natal donde puede de nuevo enraizar y revivir. Omraam Mikhaël Aïvanhov.
La Compensación
La Comprensión es la mirada de la unidad. El Ego es la mirada de la separación. Ambos son mentalidades, sistemas de pensamientos que habitan en nuestra mente. El lugar en el que elegimos es la Conciencia, es donde nos situamos cuando estamos en paz, receptivos, desde una actitud abierta, en presente, en la humildad de saber que no sabemos. Solo Conciencia, allí donde siempre nos ha llevado la meditación, la auténtica oración y practica interna.
2013
Nuestras Dependencias
Si una parte de nuestra actual vida está tiranizada por alguna clase de dependencia y no vemos todavía la forma de resolver tal atadura, recordemos que el Universo cuenta con depósitos de serenidad infinita para toda mente que lo precisa y convoca. Si una parte de uno mismo se siente esclavizada por cualquier tipo de adicción, deberá aprender a encajar la consiguiente frustración una y mil veces, aceptando la desdicha pasajera. Y si uno cree “necesitar” una relación o sustancia que intoxica o bien una determinada conducta que nos deteriora, no dudemos y confiemos que un Principio de Orden Superior, proporcionará las circunstancias idóneas para liberarnos de la cadena. Mientras tanto, indaguemos en la enseñanza de las luces y sombras que tales dependencias conllevan. Poco a poco comprobaremos que estamos tapando otras cosas a través de lo que nos ata.
Si uno se pregunta, “¿por qué arrastro esta cadena?” Tal vez intuya que todavía no es el tiempo de la respuesta. Tan sólo confiar y seguir adelante con esa “cruz a cuestas”, mientras algo cambia día a día en lo más hondo de la consciencia. Nada es estéril, ni siquiera la conducta que uno critica y rechaza.
El Universo se expande a formidables velocidades. Nada va hacia atrás, ni tan siquiera las aguas profundas de nuestro río, aunque, a veces, parezca que no avanzan. De pronto, llega un día en el que suena un teléfono, sucede un imprevisto o simplemente llaman a la puerta… Ha ocurrido algo extraordinario que altera el viejo orden. Se trata de algo que, con apariencia de inocente, revoluciona sutilmente todas las cosas.
Ante estas circunstancias, uno siente llegado su momento. Sabe que ha tocado fondo. Ahora en su vida se borran viejos dibujos mientras algo nuevo nace y se reorienta. De la misma forma le pasa al joven Río cuando fluye por vez primera. Sus aguas descienden de las montañas creando el cauce a su paso y buscando los senderos de menor resistencia. Pasado un tiempo en el que el Río está más crecido, sucede que tropieza con un pozo o simplemente llega hasta una hondonada de piedra. De pronto, siente que su marcha se detiene y que su avance e ilusiones se pierden y estancan. Pasan los días, mientras el Río aparentemente estancado, se vacía de sueños y de anhelos aceptando su vulgar destino, su rutina y la frustración de sentir que en su vida no pasa nada. Sin embargo, sin él saberlo, la fuerza vital de la corriente aumenta cada minuto hasta llegar al borde de la muralla. De pronto, amanece un día en el que, sin esfuerzo alguno, se supera el obstáculo y fácil, muy fácilmente y sin esfuerzo, todo refluye chispeante hacia nuevas tierras y experiencias.
Los estancamientos son aparentes. La experiencia de esclavitud hacia sustancias, personas o acciones que nos dañan y destruyen, a menudo, también aportan otros beneficios ocultos de aprendizaje y consciencia. Más tarde, la vida llama al Gran Cambio y nos implica en una revolución silenciosa. El recién nacido brota más lúcido ante la nueva vida que lo acoge y lo apoya. Uno bien sabe que la conquista de la sabiduría señala un fluir sutil por el filo de la navaja. El que se levanta aún es más grande que el que no enfrentó la caída. Se trata de despertar el coraje cuando así la situación lo demanda. En cualquier caso, somos totalmente inocentes de experimentar ataduras cuya razón y oscuro sentido aún no se revelan. Finalmente, el Poder de lo Global, a través de sus líneas sinuosas, conduce al discernimiento y al despertar de la consciencia.
La Dificultad
Lo que podría parecer caos y confusión dentro de nosotros ahora mismo es, en realidad, una sacudida muy necesaria. Está quedando claro que ciertos aspectos de la vida a los que nos habíamos acostumbrado están siendo sacudidos dramáticamente. No importa que pensemos que estamos preparados para ello o no, lo que ha sido superado ya está desprendiéndose. Lo mismo que la semilla más pequeña requiere una energía tremenda para cascarse y abrirse, una vez que lo hace deja atrás la cáscara. Entonces, enfrentándose a innumerables retos, emerge de la oscuridad a la luz. Esto sucede en el momento oportuno. En retrospectiva, veremos esto como un nacimiento que, no sólo fortaleció nuestra habilidad para «adaptarnos a los golpes», sino que aumentó nuestra capacidad para sobrellevar las transiciones difíciles. Entretanto, tenemos todo el derecho a sentirnos vulnerable y vacilante, ¡pero no dejemos que eso nos pare!
Muchas cosas que eran una fuente de seguridad y protección en determinado momento son movidas hasta tal punto que resulta difícil saber lo que queremos, en qué dirección ir o qué esperar; y puede que surjan preguntas y dudas en muchas áreas de la vida en las que antes había una certeza inquebrantable. Sentirse dubitativo ahora no es necesariamente algo malo; de hecho, es una parte inevitable del proceso de desmantelar lo viejo para dar paso a lo nuevo. No importa lo difícil o doloroso que pueda resultar, ésta es una fase de crecimiento de vital importancia.
En vez de sentir lástima por nosotros mismo o acongojarnos por lo que hemos perdido, preparémonos para vivir los nuevos retos y las posibilidades no tardarán en aparecer en el horizonte. La naturaleza de este viaje específico es que, una vez que ha comenzado, no hay marcha atrás. Aunque a veces el paisaje pueda parecer totalmente desconocido, mantengamos un paso estable y no perdamos de vista las necesidades del momento en vez de ponernos a pensar en el futuro. Cualquier tentativa de crear un plan o de «ver la lógica de las cosas» es prematura y sólo conducirá a la repetición, a la frustración y a la confusión innecesaria. De manera que sé suave contigo mismo y ve lentamente. No hay ninguna prisa; cada paso cuenta.
Nuestra capacidad para confiar en los ritmos misteriosos que están impactando nuestra vida ahora está siendo fortalecida, y en consecuencia puede que nos descubramos viviendo el cambio con una calma interna que antes nos habría parecido imposible. Respiremos hondo y permanezcamos alerta. No seamos tímidos ni demasiado orgullosos para pedir ayuda cuando sea necesario, y recibámosla con humildad y gratitud cuando nos la ofrezcan. Puede que conozcamos a alguien que ha caminado por esta senda y cuya sabiduría sea una fuente de apoyo y ánimo para nosotros ahora. La invitación es a sintonizar con nuestro guía interno, la voz de la verdad que habla desde nuestra intuición. Si respetamos y permanecemos en contacto con la guía que nos ofrece, tomándonos el tiempo necesario para escuchar, descubriremos que nunca deja de revelar desapasionadamente el siguiente paso.
La paciencia, la perseverancia y la suavidad con nosotros mismos son esenciales en estos momentos. Aunque la naturaleza desafiante fortalece todo lo que crece. Ahonda en el espíritu de aventura y, a la vez, ten cuidado de no ponerte a ti mismo o a otros en peligro; hay muchas cosas que requieren nuestra atención. Es el amanecer de un nuevo día y estás más que listo para avanzar; si no lo estuvieras, no se nos habría ofrecido esta oportunidad. A veces, resulta apropiado dar un paso atrás y tomar conciencia de que no tenemos que hacerlo todo solos. Sin embargo, esto puede ser difícil para los que son demasiado testarudos para correr el riesgo de ser lo suficientemente humildes para pedir ayuda, o para recibirla cuando se la ofrecen. Recuerda simplemente que sigue siendo tu camino y tu desarrollo, y que aceptar ayuda ahora no cambia eso en absoluto.
Hay momentos en los que es mejor no hacer nada en absoluto, aun cuando eso pueda resultar un poco incómodo. Pero la incomodidad que puedes experimentar al pensar en tomarte un respiro y esperar a que se despeje la niebla no es nada comparada con la incomodidad que podrías crear si te lanzas directamente a un matorral de zarzas.
Puede resultar laborioso conducir por caminos rurales sin asfaltar. Ese charco de allá arriba podría ser simplemente eso... un charco. O podría ser un puente desplomado que te va a lanzar a aguas profundas. Escucha los susurros de tu propia intuición, y si hay alguien que conoce el lugar y puede aconsejarte, no dudes en preguntarle. Cuando hemos estado conduciendo confiadamente en cierta dirección y de pronto nos damos cuenta de que nos hemos perdido, tenemos dos opciones. Podemos parar a preguntarle a alguien, o podemos seguir adelante agresivamente y acabar necesitando una grúa para sacarnos del barro. La elección es nuestra.
La impaciencia es una cualidad del ego que quiere dar pruebas de su valía, superar edificios altos de un salto, como Superman, y dejar a los mortales corrientes en el suelo boquiabiertos de admiración. Pero los grandes robles no crecen en un día, ni tampoco un ser humano integrado se hace adulto realizando proezas o hazañas deslumbrantes. Son las pequeñas cosas hechas con belleza las que hacen que la vida sea verdaderamente rica, y estas pequeñas cosas son importantes especialmente al principio.
Una cualidad de los comienzos difíciles bien llevados es que dan paso a tiempos menos difíciles. Cuando las dificultades continúan, o empeoran, normalmente es un signo de que nos hemos desviado tanto de nuestro rumbo que vamos en la dirección contraria a la que nos proponíamos originalmente. Es doloroso darse cuenta de ello, pero es mejor vivir el hecho y empezar otra vez, porque desde aquí no podemos llegar a donde nos proponemos.
Y piensa: ¡la próxima vez tendrás una valiosa experiencia que nos ayudará!
Evolucionar y crecer como seres con alma
El mayor coraje que una persona puede expresar, ocurre cuando, tras sufrir una gran derrota, mantiene en alza su nivel de autoestima. Cuando el ser humano no permite que el error o el fracaso quiebren su ánimo y fortaleza, está haciendo gala de un íntimo coraje que le posibilitará reflexiones competentes e inspirados ajustes para oportunidades venideras. Tal vez, para ganar y conservar la sensatez y la templanza haya que aprender previamente a perder.
La verdadera victoria no está en el resultado cuantificable a corto plazo sino en el aprendizaje obtenido. En realidad, el gran propósito que resume todos los pequeños objetivos de la vida se centra en evolucionar y crecer como seres con alma. La derrota no existe, ya que todos los acontecimientos con aroma de frustración que uno experimente, suponen enseñanzas. La finalidad del laberinto iniciático que recorre el ser humano en la vida, consiste en desarrollar el conocimiento del sí mismo y expandir hasta el infinito la consciencia.
No hay derrotas, hay tan sólo experiencias que señalan el camino que se nos invita a recorrer con sus luces y sus sombras. El gran objetivo es devenir lo suficientemente lúcidos como para aprender de los errores mientras recorremos la existencia. No hay culpas ni castigos, sino una totalizadora u holística interacción del Universo entre las redes que tejen el destino de cada persona. Cuando alguien siente frustración porque no le es concedido un trabajo al que opta, puede tener la tentación de “tirar la toalla” y olvidar que nada es casual. El que cree en sí mismo sabe que hay un lugar en el mundo para él, sabe que la vida le depara un proceso que, más largo o más corto, vivenciará con todas las sinuosidades emocionales que conlleva.
“La perseverancia trae ventura” dijo el I-Ching hace 4.000 años. Un Principio que ya fue captado por los antiguos filósofos chinos al primar la perseverancia como una capacidad de la inteligencia. Cuando uno persevera, observa los errores pasados y registra eficazmente las propias acciones que rechaza. El control de la ansiedad anticipadora comienza por el aprender a amar la acción por la acción, independientemente del resultado. Cada paso, cada movimiento, cada gesto, por pequeño y funcional que éste sea, supone un fin en sí mismo y merece toda nuestra atención y consciencia. La victoria final es uno mismo.
La Victoria de las victorias supone integrar la experiencia vivida en un núcleo consciente de apertura. Somos mucho más que una noria de ilusiones y decepciones. Somos Luz en plena amnesia de opacidad que, a lo largo de la vida, misteriosamente, deviene consciente de sí misma. El camino es largo y a la vez corto, ya que en última instancia no hay nada que buscar porque uno ya es lo que busca. ¿Por qué no nos lo creemos? El Gran Olvido forma parte del juego del vivir que, en cierto modo, es el juego de recordar. Cuando la cortina de niebla comienza a retirarse, uno comprende que el mundo es perfecto tal cual es, incluidos nuestros deseos de cambiarlo. Y en realidad, cuando uno mira la campaña de la vida ya vivida, sabe que pase lo que pase, en el fondo de sí mismo, sabe nunca ha pasado nada. Tal vez una mañana no muy lejana, al abrir nuestros ojos, sintamos que hemos despertado de algo más que del sueño habitual de cada noche.
Tal vez sintamos que, de pronto, hemos despertado del gran sueño del yo separado. Uno entonces comprende que está inmerso en la gran aventura de la conciencia cuyo despertar es la verdadera victoria.
Muchas pequeñas derrotas conducen a la gran victoria. Chuang Tzu
La capacidad de Amar
Los seres humanos decimos que amamos, pero muchos de nosotros no sabemos todavía qué es eso exactamente. El egocentrismo de nuestro actual desarrollo evolutivo denota todavía un nivel narcisista en el que las relaciones tienden a desenvolverse de manera muy primaria. Todavía pensamos que el amor es un sentimiento de atracción por el que abrazamos tan sólo lo que nos satisface, y dejamos de amar cuando sentimos molestia, muy lejos del corazón nuclear y la esencia.
Mientras uno gana ese Amor, que más tiene que ver con la identidad profunda que con las maravillas de la persona que uno abraza, expresamos los patrones emocionales que aprendimos en la familia de nuestra infancia. El crecimiento personal del ser humano y el acceso a un nivel más elevado del apego, también llamado amor, pasa por la ampliación de consciencia y la superación de los patrones de dependencia.
A veces, llamamos egoísta a la persona que vive exclusivamente interesada en ella, a una mente que gira, una y otra vez, alrededor de su propia y cerrada esfera. Nadie es culpable del nivel evolutivo en el que se encuentra, tal vez porque la vida es un camino en el que vivimos una lección tras otra. Toda una carrera en la que nos doctoramos en expansión de identidad y descentralización gradual de la persona. La experiencia de identidad “Yo” se amplía y pasa del cuerpo físico a la familia, de la familia a la sociedad, de la sociedad al mundo y del mundo al Universo.
La vida es una llamada a la continua universalidad de nuestros intereses y a la ampliación del margen de tolerancia. La “diversidad” es la lección con la que se expande nuestro ego, en general, atrincherado en ideas exclusivas y limitadas. A menudo, sucede que hasta el sacrificio más grande que podamos hacer para favorecer a otra persona, en realidad, es porque en algún nivel sentimos una satisfacción compensatoria. A veces, nos motiva la imagen de benefactores que ofrecemos. Otras veces, se debe a la manipulación soterrada para lograr que se nos quiera. Muy pocos seres son los que han conquistado la pureza de corazón para moverse en apoyo al otro tan sólo por amor y compasión de manera altruista y desinteresada. La capacidad de amor es consecuencia de un camino de profundidad y aprendizaje del alma. El hecho de propiciar el bien de alguien, sin ni siquiera acumular satisfacciones propias, es un logro evolutivo que todavía tiene más que ver con el milagro de la Gracia. El yo superficial e individual es lo que ahora tenemos. Es el equipaje del que se sirve la vida en este plano para ser expresada. Conforme vayamos avanzando en el Camino, disolviendo narcisismo y desprendiendo defensas y corazas, podremos decir “soy amor”. Tal vez, en esa desnudez del alma, todos y ninguno, somos el objeto de nuestra más íntima mirada.
El amor es un estado de conciencia en el que lo Profundo se abre y revela. Mientras tanto, nos contentamos con decir que seremos felices mientras alguien a quien decimos amar se comporte a la medida de nuestras complacencias. Porque, desgraciadamente, cuando éste no satisface nuestras ocultas necesidades y hace aquello que no nos gusta y nos altera, se olvidan los caminos cálidamente recorridos y nacemos a la separación y a la sordera del alma. Corazón abierto. En realidad, ¿quién eres? Infinitud, océano de conciencia.
El reto del Ser
La insatisfacción es una potente energía que nos moviliza. Comenzamos a sentir la tensión entre lo que demanda un anhelo interior y lo que estamos viviendo cotidianamente. Nos ayuda a darnos cuenta de unos aparentes límites pero también nos permite ver nuestra posibilidad de crecimiento. Si estamos sintiendo insatisfacción es un excelente momento para hacer una profunda reflexión personal, permitirnos momentos de quietud y de sosegada escucha, plantearnos preguntas profundas e imaginar.
En nuestro interior se encuentra un núcleo de tesoros en forma de recursos personales que podemos utilizar para alcanzar nuestro destino. Pero la posibilidad de utilización de estos recursos pasa por el reconocimiento que tengamos de ellos. Si no somos consientes de nuestro potencial el vacío interior puede transformarse en inseguridad. ¿Qué tal concentrar nuestra energía en descubrir los obstáculos que nos impiden la conciencia de nuestra plenitud y el total desenvolvimiento de nuestro potencial?
Las épocas de crisis son un buen momento para desarrollar esa potencialidad porque necesitamos encontrar nuevas soluciones para afrontar los acuciantes problemas. Vivir el presente, en esos momentos más que nunca, es un desafío que requiere abandonar la pereza y pasar a la acción consciente.
Entre las capacidades del ser humano se encuentran los medios que nos permiten vivir desde lo más esencial en nosotros, que nos posibilitan expresar nuestra clave del alma, aquello que nos permite compartir y expandir lo mejor de nosotros mismos. "los medios principales para expresar nuestra voz son: visión, disciplina, pasión y conciencia, que a su vez son las manifestaciones más altas de las cuatro inteligencias (mental, física, emocional y espiritual) y que todas se resumen en una sola y gran palabra AMOR.
Por una parte somos capaces de imaginar aquello que luego podemos hacer realidad. Poseemos la capacidad mental de ver y concretar en metas y planes, lo que deseamos y soñamos. Podemos poner palabras a nuestra visión y teniendo en cuenta nuestros valores establecer prioridades en la vida cotidiana. Además tenemos la capacidad física para comprometernos en una serie de acciones que permitan que ocurra aquello que hemos imaginado. Cuando la disciplina se une a la visión desarrollamos la fuerza de voluntad que nos permite sumergirnos en la realidad y ejecutar nuestros proyectos.
También vamos a necesitar desarrollar la capacidad de entusiasmarnos. Esa conexión emocional, esa pasión surge del corazón y se funda en nuestra capacidad de elegir nuestra propia respuesta frente a las circunstancias. Es el combustible que nos permite avanzar frente a las dificultades y tiene una fuerza intensa cuando nuestra visión y nuestro compromiso de acción integran pasión y compasión. Es decir, liberamos un gran poder cuando nos entregamos a una actividad que nos permite desarrollar nuestra voluntad de sentido y de conexión con algo más grande que nosotros mismos.
La inteligencia espiritual, la conciencia de sentido y aportación, nos ayuda a pasar de las visiones personales independientes a la experiencia de la interdependencia que respetando la individualidad o sentido de nuestro singular papel en la vida, también escucha y siente la totalidad del sistema y del entorno del que formamos parte.
Nuestra inteligencia espiritual nos ayudará a encontrar nuestro propio "para qué", el propósito que da sentido a nuestra vida, nuestra capacidad mental se encargará de concretar el "qué", lo que queremos lograr, nuestra capacidad física nos permitirá disciplinarnos y comprometernos para descubrir el "cómo", es decir, la manera de lograrlo y nuestra pasión será la fuerza de los sentimientos que en cada paso impulsará al "para qué", al "que" y al "como".
Ahora podemos observar las necesidades a nuestro alrededor. Observar los talentos que una vez disciplinados y aplicados podrán responder a esas necesidades. Observar si nuestra conciencia nos inspira e impulsa a pasar a la acción y comprometernos en esa actividad. Quizás ahí se encuentra la posibilidad de dejar oír nuestra voz y de encontrarnos con nuestra vocación. La mente no puede tener lo que no elige ser, por lo tanto la oportunidad está en desarrollar una visión que trascienda nuestros límites y trabajar por ella, de corazón, con conciencia y responsabilidad.
El reto es llegar a ser lo que puedes ser
El simple hecho de ser conscientes.
Existe una gran diferencia entre ser responsable y ser culpable. Somos totalmente inocentes desde que nacemos hasta que morimos. Lo que sucede es que hemos realizado acciones que no han sido aprobadas por una parte de nosotros. Nuestros códigos éticos y principios precisan coherencia, pero, finalmente, nuestras acciones son la resultante de un complejo programa de condicionamientos y circunstancias. El dolor del auto-reproche y la consciencia que reconoce nuestra perversión son suficientemente transformadores de futuras conductas. Somos mucho más que nuestras múltiples partes en juego.
El único infierno que existe está aquí, en una mente bajo el efecto transformador de una consciencia que se da cuenta del error y la negligencia. Vivimos en una cierta contradicción y no siempre nuestras acciones tienen la aprobación de todas nuestras partes.
Hemos cometido muchos errores cuya parcialidad e incompetencia, tal vez no nos guste repetir. Pero mejor que otorguemos al error un cometido didáctico en vez de condenatorio. En realidad, hemos hecho en la vida, tan sólo, lo que en cada momento hemos sabido y podido. Lo que hemos sido capaces de hacer con el andamiaje mental de que disponíamos en aquel momento. El simple hecho de ser conscientes y de tratar de respetar a todos los seres, ya es un acto liberador. No existe error, en todo caso, tan sólo aprendizaje.
Lo que recibimos de los demás es, en gran medida, consecuencia de lo que emitimos. Sin embargo, cuando no aceptamos esta ley, tratamos de evadirnos culpabilizando a los otros de nuestras desgracias y diciendo: “cómo es de ruin”, “lo que me ha hecho”, “el mundo es injusto”.
En realidad, “la culpa” es un programa virus que intoxica a la persona que lo sufre, haciéndola sentir amenazada y merecedora de castigo. Es por ello que dicho programa de culpa es tratado como una “papa caliente” que ha que pasar rápidamente a otra mano porque arde y aprieta.
La educación integral de un ser humano consiste en posibilitar la transformación de los actos automáticos y reactivos en libres y voluntarios. Se trata de hacer devenir conscientes tanto los propios procesos mentales como las acciones que, anteriormente, eran inconscientes. Al poco tiempo de realizar dicho entrenamiento, las personas dejan de ser buenas o malas para ser consideradas, simplemente, personas con programas mentales más o menos aptos.
Conforme la educación avanza, logramos entender que tenemos una cierta responsabilidad en lo que nos acontece, tal vez, porque comenzamos a pensar que “si no nos gusta lo que recibimos, conviene prestar atención a lo que emitimos”. Una consideración que nos obliga a mantener atención sostenida hacia nuestras actitudes que, a su vez, parecen ser las causantes principales de una gran parte de lo que nos sucede.
Conforme evolucionamos, terminamos por aceptar nuestra sombra y darnos cuenta de que tenemos que vivir con nuestros errores, nuestras limitaciones y aspectos que nos perturban. Son momentos en los que se suprime el juicio condenatorio porque uno ya se ha vivido desde casi todas las posiciones, con lo cual, relativiza las posibles culpas y condenas que su mente proyecta.
Se trata de un paso evolutivo en el que ya no dedicamos atención a formas de aversión ni a juicios críticos al otro, sino que la energía se reorienta hacia las soluciones que la convivencia demanda.
Solamente llegamos a culpar a los demás cuando todavía nos seguimos culpando a nosotros mismos. Sin embargo, cuando uno se acepta y perdona, llegando a saber que somos inocentes y que no existe la culpa ni existe culpable alguno en el Universo, se disuelve la rabia y se cierran las heridas internas. Uno ha aprendido a comprenderse y, por extensión, a comprender todo programa mental que el ser humano ejerce. Un grado de lucidez que no nos impide denunciar ni rechazar de nuestra vida las conductas que nos molestan o incomodan. Ya no nos confundimos cuando apartamos de nuestro entorno a personas cuyas maneras calificamos de insoportables, tal vez porque sabemos que nadie es culpable de “llevarlas puestas”.
La tolerancia se ha convertido en una cuestión de convivencia entre programas mentales que no tienen por qué generar condenas a la identidad global de la persona. Un corazón que, paradójicamente, así piensa, se ha librado del rencor y de la emoción reactiva. Y cuando a su vez, los propios procesos mentales han sido ya observados, somos capaces de entender la diversidad de motivaciones que en cada mente aflora. Un momento en el que ya puede afirmarse que la educación ha sido consumada.
Sabiduría
El conocimiento se aprende, la sabiduría es la instancia divina dentro de nosotros.
Se nos invita a conectarnos con nuestro centro calmo y silencioso para escuchar la voz de nuestra alma, y desde ese lugar sagrado podremos tomar decisiones y actuar desde nuestro ser infinito.
Así con sabiduría la vida adquiere una nueva perspectiva, así los dramas y temores se vuelven insignificantes en comparación con la grandeza de lo real... yo escucho a mi sabiduría...
Fluir...
El acto de fluir refleja ese suave resbalar de las aguas del río por el cauce hacia el mar.
Fluir habla de observar cómo sucede el devenir sin despistarse. Fluir habla de comprobar cómo, sin forzar la propia intervención en el desenlace de los acontecimientos, las cosas encajan por sí solas en una dirección insospechadamente óptima. Fluir significa sujetar delicadamente al ego, con sus miedos y deseos, y abrirse a la sintonía de un yo global más sabio que propicia aquella victoria en la que todos ganan. Fluir significa apostar por la Confianza, con mayúsculas, en un principio de orden superior, a través del cual se mueven las fichas de la vida de manera sabia y misteriosa. Un flujo que avanza sin el miedo que propicia el no control de un agobiado ego que vive agarrado a la falsa seguridad de la tensión y la ansiedad anticipatoria. Fluir es dejarse inundar por el presente sabiendo que el río de la vida discurre por entre las dos orillas de la claridad y la confusión, mientras el uno mismo observa a ambas. Fluir significa que la tristeza no perturba y que la frustración no nos arrebata del sólido promontorio interior desde el que atestiguar con la suave y benévola sonrisa del alma.
El Amor es el contacto de uno mismo
Tanto recurrimos a la palabra Amor para definir el estado interno necesario que sostendrá el cambio de conciencia humana y planetaria que estamos creando. Pero, ¿qué es el Amor? Primero que todo no es solo el sentimiento que tenemos hacia otro ser humano cuando decidimos vivir nuestra vida con ella o él; no es solo el querer entregarnos para que otros también puedan ser felices; y menos es postergarnos para que los otros logren sus objetivos o sean cubiertos en sus necesidades, como muchas veces pensamos que debemos actuar.
Eso es parte de una antigua forma de relacionarnos y de vivir la vida. Y si bien, tiene algo de lo que verdaderamente es el Amor, es apenas un mínimo porcentaje de la totalidad del Amor, y más aun en una conciencia todavía de separación y dualidad, donde se instala la felicidad en un escenario externo a nosotros mismos, dejando de centrarnos en nuestro interior.
El Amor es la energía primordial que da vida a Todo lo que Es, más que un sentimiento, es necesario comprender que el Amor es energía; la energía de más alta vibración en el Universo conocido y en el Multiverso que se nos abre ante nuestro corazón…, no solo ante nuestros ojos.
Cuando sentimos en lo más profundo de nuestro Ser que la Vida es hermosa porque alguien nos regala una sonrisa, o regalamos nosotros una sonrisa y alguien nos la responde…, o cuando olemos una flor, o cuando vemos la inmensidad del mar o el brillo de las estrellas, o cuando nos damos cuenta que la ciudad también esconde esa Verdad original porque o sino no habrían Humanos viviendo en ella, en esos instantes nuestra vibración energética se eleva y parece que todo cambia ante nuestros ojos, porque ya no estamos percibiendo solo con ellos, sino que ahora hemos sumado a esa visión nuestro corazón…, y el corazón participa solo cuando estamos en el Amor. Allí, nuestro Ser y nuestro cuerpo son capaces de sentir lo inimaginable y estamos en condiciones de conectar con Todo lo que Es en apertura y sin miedo, ya que en la elevada energía del Amor podemos comprender que todo está en orden y que nosotros hemos sido participes también de la creación de todo eso que nos rodea.
El Amor es nuestro interior en apertura, en conexión, en confianza y principalmente, sin miedo. Sin miedo. Que respiro, que alivio, siéntanlo y su energía tocara la del Amor y serán precisamente ese Amor, ya que este no está fuera de nosotros ni en otra persona; el Amor es nosotros mismos.
La audacia
La audacia nos enseña a confiar en nuestro instinto, nos permite dar un salto de fe al abismo de la vida, de modo natural y atentos. Nos invita a soltar las ideas rebuscadas y a aprender a avanzar confiado en nuestra intuicion. Me dejo llevar por lo que dicta mi alma, me hago conciente de que mientras mas pienso y demoro debido a mi desconfianza, mas retraso el proceso en el que mi alma se ha sumido para avanzar. Cedo de manera creativa frente al nuevo es escenario, dejo que la audacia sea quien se manifieste. El universo confabula y regala grandes oportunidades a quienes nos abrimos y confiamos.
Escuchar
El hecho de escuchar atentamente a un ser humano que expresa lo que siente es un acto de amor por excelencia. Cuando una persona comparte con nosotros su intimidad emocional mientras somos conscientes del respeto que nos merecen sus palabras, estamos amando con mayúsculas. Cuando observamos que quien se comunica está descubriendo al sí mismo y evitamos aconsejar o corregir, porque simplemente escuchamos sin necesitad de opinar, ¿nos percatamos de que eso es amor?
Escuchar sin dar respuestas ni consejos no solicitados es un acto de respeto e inteligencia. En general, el yo superficial tiende a sentirse obligado a contestar y decir que él también “patatín y patatán” cuando, en realidad y a menudo, lo que nuestro interlocutor busca es un espacio de atención. Un espacio para descubrir aspectos de su Ser que, gracias a la corriente de sinergia mutua, se remueven y afloran. En muchas ocasiones, lo que pretendemos al llamar a un amigo y contarle nuestras pequeñas cosas es metabolizar nuestras emociones, es decir, proceder a compartirlas para ordenar nuestro escenario interno y darnos cuenta del aprendizaje que éstas conllevan.
Sentir interés por la intimidad que alguien nos regala, no sólo depende de las cualidades que adornan al que nos habla, sino de nuestra propia competencia emocional para colocarnos en la actitud adecuada.
Escuchar es expresar la capacidad de acompañar lo que, en ese momento, sucede dentro de la otra persona, sin suposiciones ni registros previos que modifiquen el interés de la charla. En realidad, todo lo que el otro comparte acerca de sí mismo, también permite al que escucha, el descubrir y resonar sus propias áreas internas. A menudo, las ideas sensibles del que se expresa son una estupenda ocasión para reflejar los pliegues de nuestra alma.